sábado, 29 de marzo de 2014

Pasión por la cultura del vino

Quién iba a decirme a mi que la cultura del vino es tan apasionante, quizá nunca tuve una afición anterior más que mi propia profesión por la que siento también verdadera pasión aunque es mucho más fría e impersonal que la cultura del vino.


El vino siempre ha sido un elemento que ha estado presente siempre en muchas ocasiones de mi vida, los fines de semana era algo que había que comprar en la bodeguita o en la cooperativa, era un símbolo de celebración en muchos aspectos. Recuerdo que en casa se compraban algunas botellas de vinos de Valencia o de Utiel-Requena los sábados y que, siendo aún niño, mezclarlo con gaseosa era la única manera de que lo pudiera probar a edades tempranas.


Ya siendo adulto y consciente de que había una revolución en el mundo del vino español, a finales de los 80, no fue hasta entrados ya los 90 y con el nuevo siglo dónde empecé a conocer los entresijos de la cultura del vino. Visitar bodegas y viñedos, conocer a personas relacionadas con la elaboración o comercialización de vinos era algo que me fascinaba. Tenía algo místico entender como la uva se transformaba en este elemento líquido lleno de azúcares y polifenoles que acababa siendo embotellado bajo la denominación de vino.


Con la llegada de las redes sociales y la web 2.0 me decidí a divulgar mis experiencias con el vino, mis viajes a zonas elaboradoras, visitando bodegas, acudiendo a catas y descubriendo los lugares próximos a mi residencia me dieron pie a seguir conociendo cada día más esa mística idea que yo tenía sobre el vino.


La cultura del vino está formada por una serie de elementos muy importantes para poder entenderla, obviamente el viñedo, las bodegas y el propio vino son importantes, pero más importantes quizá son las personas que lo hacen posible. Así pues la cultura es propia de los hombres, el paisaje y una forma de vida, esta relación hace que podamos encontrar una simbiosis entre vino, personas y cultura.



El hecho importante de las relaciones sociales en torno a la cultura es innegable y no menos para conocer la historia del vino. Siempre hubo culturas en las que este elemento fue nexo de unión para reunir a personas, celebrar triunfos e incluso el cristianismo utiliza el vino como celebración de su rito más sagrado.


Cada día siento mayor fascinación por la cultura del vino, quizá mi origen mediterráneo y la cercanía de grandes zonas de producción sean una ventaja para ello, pero no por ello no dejo de descubrir la historia y el futuro de esta tradición. Cuando escucho que España es un país donde el consumo de vino disminuye, pienso en todas aquellas personas y regiones que prosperaron gracias al vino y pienso que desperdiciamos la oportunidad de vivir una parte de nuestra cultura.


Hoy en día tenemos las mejores técnicas, los mejores frutos, el mejor clima y personas formadas, es difícil no encontrar un vino de calidad en nuestras mesas. Atravesamos momentos complicados en nuestra economía, dirigida por conceptos como globalización, cifras macroeconómicas, ratios de productividad, beneficio, todo en torno a términos financieros, pero qué pasa con nuestra mayor riqueza, nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestros sueños, ... Así pues, desde esta reflexión personal, animo a que no olvidemos nuestras raíces y sigamos conociendo nuestra cultura, ahora podemos disfrutarla de una forma mucho más moderna y además darla a conocer al mundo, pero para ello no debemos olvidarla ni dejarla aparcada simplemente porque no está de moda.


sábado, 22 de marzo de 2014

Celler Piñol, pasión y amor por la tierra y el vino

En la comarca de la Terra Alta y en concreto en el municipio de Batea, encontramos una de las bodegas que ha comprendido la esencia de la tierra que alimenta sus viñedos para producir vinos diferentes y transmisores de la cultura del vino de sus ancestros.

 
Se trata del Celler Piñol, una bodega familiar que, ya en su cuarta generación, elabora vinos de calidad y con proyección de futuro utilizando los mejores frutos de sus viñedos. Potenciando sus variedades como la Garnacha negra, la Cariñeña, la Garnacha blanca y su variedad recuperada, la Morenillo, elabora vinos excepcionales respetando la tradición vitivinícola que han heredado de la familia.


Sus inicios artesanales allá por 1940 sirvieron para que en 1995, incorporando la más moderna tecnología vitivinícola, empezaran a embotellar sus primeras elaboraciones de calidad excepcional, así pues gran parte de sus vinos gozan de un prestigio internacional y son reconocidos en concursos con puntuaciones elevadas, todo ello sin perder el carácter mediterráneo del clima que impregna sus vinos, con una agricultura respetuosa con el medio ambiente y expresando al máximo la aportación que tiene el 'terroir' en la comarca de Terra Alta.


La actual bodega se asienta sobre la que sus ancestros empezaron a elaborar los primeros vinos, tras una selección en el campo, la uva en perfecto estado sanitario y maduración entra en ella y con modernas técnicas enológicas que respetan la esencia de la misma pasan a traducirse en vinos con carácter y personalidad própia.


Juanjo Galcerán, responsable de la bodega, nos acompañó en una visita por las instalaciones donde pudimos conocer de primera mano todo el proceso de elaboración y crianza de sus vinos. Estuvimos degustando vinos que conformarán las producciones futuras, así pues catamos el primer rosado de Syrah que la bodega elabora y que es una apuesta novedosa en su catálogo de vinos.


La garnacha blanca, típica de la zona y con unas propiedades perfectas para elaborar crianzas, tiene un potencial extraordinario, siendo muy untuosa y con cuerpo en la copa, perfecta para conocer un vino como L'Avi Arrufi Garnacha Blanca, con matices muy elegantes, conservando el alma de esta variedad blanca y acompañada de sutiles aromas a vainilla y toque ahumados.


Si desde luego cabe destacar una variedad recuperada, qué mejor que la Morenillo, denostada por su bajo rendimiento y poco productiva, Celler Piñol la ha recuperado para ser 'coupage' del vino Mather Teresina, junto a la Garnacha negra y la recia Cariñena, un vino potente con notas minerales, de frutos muy maduros y muy balsámico, bastante redondo y con un final largo y persistente.


Finca Morenillo es la expresión de esta variedad, un monovarietal que pudimos catar en depósito como vino jóven y luego en barrica de la añada anterior. Se presenta muy frutal, recuerda a hojarasca seca, hojas de tabaco rubio, en su crianza también destaca aromas balsámicos, raíces y la elegancia de los tostados de la misma.


También se elabora un vino dulce de garnachas, un blanco y un tinto, este último es un dulce natural de uvas pasificadas que pasa 12 meses en barrica para aportarle aromas torrefactos y que junto a los recuerdos de uva pasificada le confiere un gusto amargo-dulce muy especial, el vino se llama como la dueña de la bodega Josefina Piñol, mujer emprendedora que apostó por su bodega y sus vinos para llevarlos a lo más alto del panorama vitivinícola mundial.


Celler Piñol también tiene su oferta enoturística como complemento a su negocio, así pues se puede disfrutar de una estancia en los apartamentos Piñol con todas las comodidades en un entorno natural para realizar excursiones y visitas a la comarca, disfrutar de sus vinos, su paisaje, su gastronomía y sus gentes.


viernes, 21 de marzo de 2014

La comarca de la Terra Alta

En nuestra andadura por las regiones vitivinícolas de España, no podíamos pasar por alto una de las comarcas donde el vino es una importante fuente económica y cultural de la zona, se trata de la Terra Alta

Enclavada al sur-oeste de la província de Tarragona, límita con Aragón y se encuentra en una altiplanicie al margen derecho de la ribera del río Ebro, siendo una zona rodeada de pequeñas montañas, las pre-litorales que permiten la entrada de vientos de influencia marítima por su proximidad al Mediterráneo y al oeste con Els Ports, estribaciones del sistema ibérico que comparten las provinias de Tarragona, Teruel y Castellón, de importancia vital para la regulación del clima de la zona.


La zona basa su economía, principalmente, en la agricultura de secano, siendo viñas, olivos y almendros los cultivos predominantes. Con un clima mediterráneo continental, las temperaturas son bastante suaves, ya que pese a la altura de algunas poblaciones, la influencia del mediterráneo suaviza las condiciones climáticas, siendo la temperatura media anual de unos 15º C.


A nivel turístico hay algunos municipios con un gran valor paisajístico, zonas de excursiones como al balneario de la 'Fontcalda', visitar la sierra de 'Els Ports', recorrer la 'Vía Verda', antigua via del tren, ahora convertida en un sendero para andar o ir en bicicleta, visitar el patrimonio inmobiliario de los pueblos, algunas bodegas se pueden visitar (aunque hay poca oferta enoturística), los centros de interpretación de la 'Batalla del Ebro' (cruento episosdio de la Guerra Civil española) y disfrutar de la gastronomía de la zona, buenos vinos, buen aceite y platos típicos de interior muy adecuados al clima y la zona.


Aunque la capital de la comarca se encuentra en Gandesa, nosotros hicimos nuestro cuartel general en Batea, desde donde fuímos vistando las distintas poblaciones de la zona, desde el límite con Aragón (Arnes) hasta el rio Ebro (Móra la Nova), los paisajes son bastante bonitos en esta época del año, destacando los almendros en flor, las viñas recién labradas y podadas, los olivos que marcan lindes entre caminos y parcelas y flores típicas de montebajo mediterráneo (romeros, tomillos, ...).



Respecto a la producción de vino, como comenté antes, la viña forma parte del paisaje y hay bastante superficie plantada, pequeñas parcelas situadas en terrazas que se cultivan para producir fundamentalmente vino. La comarca tiene su propia denominación de origen (DO Terra Alta) y los agricultores y productores adscritos a ella han sabido posicionar sus productos en el panorama vitivinícola mundial, siendo una cantidad importante la que exportan, el mercado local también es partícipe del consumo.


La situación geográfica de la zona hace que los vientos cargados de humedad que provienen del mar y suben a través de la cuenca del río Ebro, aquí llamado Garbinada, aporten un respiro tras fuertes horas de insolación, mientras que el Cierzo es un viento seco del oeste que resta el poco aporte hídrico de la comarca, pero que para la viña es fundamental para no desarrollar hongos y otras enfermedades relacionadas con exceso de humedad en la planta.


Por otra parte las parcelas se organizan en terrazas para aprovechar el exceso hídrico de las más altas, y margenes de piedra delimitan las mismas a la vez que permiten que se pierda suelo de cultivo e incluso delimitan cultivos como olivos y almendros. En los suelos de cultivo son característicos las formaciones tipo panal, son sedimentos de limo, arcillas y arenas que se formaron debido al intenso viento que sopló durante la sedimentación de los suelos, siendo singulares para el cultivo de la vid y el olivo. Arenas, limos y calizas, junto con sedimentos en forma de guijarros ('codols'), forman los suelos más característicos en diferentes proporciones según si es una zona más alta y montañosa o se trata de una llanura.


Las horas de insolación del territorio son bastante altas, con lo que cobra importancia los vientos húmedos que suavizan las temperaturas, sobre todo por las noches, siendo la diferencia térmica importante para el desarrollo de una excelente maduración de las uvas. Así pues, los vinos son fruto de una maduración con mucho sol, clima seco, pero suave, suelos poco fértiles pero con buen drenaje que permiten que la planta arraigue profundamente y producciones de excelente calidad.


Las variedades que se encuentran en la zona son predominantemente la Garnacha, Cariñena, garnacha blanca y adaptadas como la Syrah, que forma parte de los 'coupages' de vinos tintos en su mayoría. Hay otras variedades minoritarias como Merlot, Cabernet Sauvignon y algunas recuperadas como la Morenillo o la Garnacha Peluda.


Un tercio de la garnacha blanca mundial se encuentra en esta zona, dando lugar a producir vinos blancos muy característicos, sutilmente aromáticos pero carnosos en boca, jóvenes y madurados en roble,  fáciles para producir vinos de licor dulces y rancios y sobre todo bastante diferentes respecto a otros vinos blancos de variedades conocidas.


Los tintos tiene cuerpo y alma, son bastante alcoholicos, el carácter mediterráneo de las garnachas y cariñenas que, con una crianza relativamente corta (en muchos casos), se van redondeando sin perder la fruta, quizá sean el fiel reflejo del terruño y de las horas de sol que maduran sus frutos. Hay que entender el 'terroir' para comprender las características del vino, pero desde luego la tipicidad es bastante singular y poco se parecen a los que se elaboran en vecinas zonas como Montsant o Priorat.


Si hablamos de bodegas, los 'cellers' que es como aquí se denominan, están en las mismas poblaciones, en casas donde se hacía el vino, manteniendose 'trullos' o depósitos subterráneos para la conservación del vino y añadiendo modernos depósitos de acero inoxidable para el control de la fermentación y guarda de los vinos. En esta zona también se formaron cooperativas a principios del siglo XX, siendo los edificios de algunas de ellas verdaderas joyas arquitectónicas que algunos denominan Catedrales del Vino y que tiene a la de Pinell de Brai como la más representativa de éstas en la zona, auqnue ya no se elabore vino en ella.


La visita nos proporcionó una gran satisfacción a nivel paisajístico, vitivinícola y personal, pues nos permitió disfrutar de muchas imágenes y sabores que permanecen en nuestro recuerdo y que pensamos repetir.


lunes, 17 de marzo de 2014

Visitando trenes históricos

Siempre que iniciamos una escapada en o turística, nunca pasamos por alto visitas, culturales relacionadas con la zona, así es que aprovechando que estábamos visitando la comarca de la Tierra Alta para conocer sus vinos, bajamos hacia Móra la Nova (Tarragona) y visitamos el Centro de intepretación del Ferrocarril.


Situado junto a la actual estación de trenes de RENFE, y en un edificio restaurado denominado L'enclavament, se encuentra la APPFI ( Asociación para la Preservación del Patrimonio Ferroviario Industrial ) que gestiona este centro y punto de partida para esta interesante visita.

Allí conocimos a Jordi, nuestro guía y además presidente de la asociación que nos contó la historia del proyecto. Empezamos visitando L'enclavament, edificio de control de la estación de Móra la Nova, de importancia por ser la primera línea ferroviaria que unió Barcelona con Madrid a finales del siglo XIX y que aún hoy es estación de paso en esta línea y hacia el norte de España desde Cataluña.


Conocer la historia de esta estación a través de su centro de interpretación se hizo bastante ameno gracias a su didáctica exposición y a las explicaciones de Jordi. Las diferentes tecnologías de control de la estación, manual en sus inicios y electromecánica posteriormente fueron la temática inicial de la visita.


Tras conocer como se controlaban los trenes y la historia de la estación, fuimos a visitar el puente giratorio que se ha restaurado en la estación y que tendrá futuros usos tras la liberalizacion de los operadores ferroviarios aprobada por la UE.

Pero si algo nos encanto de la visita, fue ir a los talleres que la APPFI ha construido para preservar y reparar el patrimonio ferroviario que han recuperado, unidades que RENFE ha dejado fuera de servicio o que estaban en museos prácticamente desahuciados debido a su mal estado y la corrosión.



La locomotora llamada "la bonita" era la mas espectácular de las que almacenan, pero otras como la diesel de mercancías modelo  308 o una 141F-2316 de 1957 también son dignas de ver, así como viejos automotores diesel y vagones antiguos en proceso de restauración.



Una agradable visita que recomiendo a los amantes de la historia del ferrocarril en nuestro país o simplemente una visita curiosa que seguro que a nuestros pequeños no les deja indiferentes.

domingo, 9 de marzo de 2014

Vino y Mujer

Quizá sea una de las revoluciones silenciosas que ha llevado a cabo la mujer, y de la que no nos hemos apercibido todo lo que deberíamos. En efecto se trata del consumo de vino por parte de las mujeres, ya que cada día son más las que disfrutan de una copa de un buen vino y aprecian sus características organolépticas mucho más allá de las que muchos hombres apreciamos.


Ya hace tiempo que en las sesiones de catas, visitas a bodegas o simplemente observando en una mesa de un restaurante, cada vez mujeres de más de 35 años (por dar una cifra orientativa) se interesan por el mundo del vino, no sólo en degustar esta bebida en sociedad, sino en conocer la cultura del vino propiamente dicha, interesadas en la producción, creando sus paneles de catas, algunas con formación enológica elaborando estupendos vinos y con un sentido crítico digno de los mejores sumilleres.


Cada día hay muchas más mujeres que ganan concursos de cata, que dirigen selectos clubs de vinos y también escriben estupendos libros sobre el vino. Respecto a la elección de vinos, una mayoría se decanta por vino tinto, quizá por aquellos envejecidos en barricas de roble, pero también los blancos y los espumosos tienen sus incondicionales, no por ello el color y sus características condicionan un tipo de consumo.


Esta impresión es una reflexión personal basada en la observación como consumidor y aficionado al vino, y animo a las mujeres a participar de este placer mundano, porque disfrutar, siempre con moderación, del vino y toda su cultura es un hecho al que no se tiene que hacer excepciones. La igualdad en esta afición es un hecho, tanto hombres como mujeres disfrutamos del vino en sociedad, en nuestros momentos íntimos, e incluso en un consumo moderado diario como factor de salud y componente básico de la dieta mediterránea.


Y como conclusión puedo decir que tenemos muy buenos vinos al alcance de todos, podemos disfrutarlos con pasión y conseguir que volvamos a tener una tasa de consumo acorde con nuestra condición mediterránea, cada vez de más calidad y como un signo de dieta saludable para mejorar nuestra calidad de vida, eso si, siempre con moderación.