miércoles, 10 de octubre de 2018

La Rioja, cuando el vino es cultura

De manera ancestral la península ibérica es parte de la civilización occidental dónde la Cultura del Vino está arraigada desde hace más de 2.500 años, vestigios no faltan, y quizá hoy por hoy en La Rioja podemos encontrar uno de los referentes que aglutina esa historia que ha estado presente en nuestras vidas y que quizá no nos hemos dado cuenta que es parte de nuestro modo y manera de vivir.

Tres días para disfrutar es el resumen de nuestro 'blogtrip' a La Rioja. Octubre, tras las fiestas de San Mateo, un mes de vendimias por antonomasia en esta región vitivinícola, te hacen sentir que todo esta listo, el aire huele diferente, los colores del campo son intensos, el ir y venir de los tractores, las bodegas abiertas y mucho movimiento con un solo fin, recoger los preciados frutos de la vid para que en los lagares y bodegas comience el proceso de la fermentación que nos convertirá el dulce néctar del fruto de la vid, en fabulosos vinos que deleitarán nuestro paladar.



Nuestra experiencia empezó en la propia capital, Logroño, moderna pero a la vez recogida, una capital dónde vivir a otro ritmo. Sus fabulosos parques, el paseo del río, las bodegas urbanas, su fabulosa catedral y las mejores calles donde degustar cualquier vino riojano y deleitarse con pinchos y tapas que acompañan en la noche del fin de semana.

La calle del Laurel, en pleno centro de la capital riojana, merece una parada y disfrutar de cualquier vino riojano que puedas imaginar y además con una buena selección de tapas, desde las más elaboradas hasta las más sencillas basadas en un trozo de pan y unos champiñones a la plancha, por ejemplo. Destacar los vinos blancos, que a pesar de, que en la zona, se elaboran más tintos, siempre te dan la frescura que muchas noches aún del principio del Otoño es necesaria para un disfrute total de este deleite gastronómico.

Hay que pensar que el viaje no es corto si se viene de lejos, y cuando hueles el ambiente directamente te estás mimetizando con una manera de disfrutar de la Cultura del Vino a través de algo tan nuestro como es ir a tomar vinos y que cada día nos gusta más quienes apreciamos los momentos más sociables de nuestra vida.

Tras la primera impresión, hay que descansar y prepararse para la siguiente jornada, porque sólo es el principio de una interesante visita en la que es necesario estar bien despierto y con los sentidos agudizados para disfrutar de un viaje al mundo del vino.

La parada del día siguiente consistía en desplazarse al municipio de Briones, situado al oeste de Logroño, concretamente a 30 km. de la misma. Allí fuímos directamente al complejo enoturístico y cultural Vivanco.

Este precioso espacio es el principal centro de la Cultura del Vino en nuestro país, la familia Vivanco, aparte de elaborar vinos riojanos que no te dejan indiferente, pone a disposición del visitante 4000 m2 de exposición sobre la cultura del vino. Gestionado por una Fundación, cinco salas, más un jardín de variedades en el exterior, se pueden visitar sin perder detalle.



El museo es un retazo de la historia vitivinícola condensada en diferentes contextos, la Sala 1 es dónde paseamos por la diferentes culturas y el cultivo de la vid, es dónde empezó todo. La Sala 2 es muy instructiva y podemos conocer como se fabrica una barrica o incluso el vidrio y la botella. En la Sala 3 se detiene en mostrar qué es una bodega y cómo se trabaja en ella. La Sala 4 es plenamente una galería de arte, como el hombre entendió el mundo del vino a través de pinturas, esculturas, arqueología, con obras clásicas, de pintores como Sorolla, Picasso, Miró,... La Sala 5 denominada Abrir, servir y beber se puede encontrar una gran colección de sacacorchos y un repaso por el servicio del vino.



Todo esto si se acompaña por la bodega visitando el lugar donde se elaboran y crían los vinos que Vivanco elabora, que culmina con una cata de vinos en la propia bodega, te hacen sentir que el mundo del vino es un gran sector económico y social de las regiones vitivinícolas del un país.

Tras una jornada agotadora, llega el tiempo de degustar una buena gastronomía y  disfrutar de otros vinos, y pusimos camino a visitar otras zonas de este bonito lugar. Parada obligatoria Haro, capital de La Rioja Alta, visitar su estación y comer en algunos de sus afamados restaurantes.

Elciego y Laguardia, ya en la Rioja Alavesa también es un 'must' de un viaje lleno de color y sabor, deleitarse con pintxos, vinos de maceración carbónica Tempranillos o blancos con barrica de uvas como la Viura o Malvasía son placeres que satisfacen el paladar de cualquier persona capaz de apreciar un buen vino en buena compañía y en un lugar apropiado.