sábado, 26 de enero de 2013

Catando nuevos vinos de bobal

Esta semana ha sido un poco excepcional, sobre todo para los que vivimos en Valencia capital, ya que el martes fue la fiesta de San Vicente Mártir (el otro San Vicente es Ferrer), con lo que he estado esperando a este fin de semana para catar los vinos de Bodegas Coviñas, la cooperativa de Requena que elabora el archiconocido vino Enterizo Reserva, una Garnacha que no pasa inadvertida por los paladares de muchas personas que lo consumen habitualmente.

Pero ayer me acordé, que dentro del ciclo de catas de Hipercor Valencia, de los vinos valencianos y ya van por la decimo tercera edición, venía Jose Luis Salón con sus vinos Pasiego y no podía perderme la oportunidad de catar uno de los bobales que andaba esperando y que hace año y medio pude degustar en su depósito, donde reposaba para mejorar y por supuesto que hoy lo he comprobado.


Efectivamente, Pasiego Bobal 2010, es un vino con un porcentaje alto de uva Bobal (85%) y Merlot el resto, criado 8 meses en barrica, creo que francesa y que sorprende. Es un vino con un color estupendo, brillante, destellos violetas en su ribete y de capa bastante alta. En nariz es afrutado, se nota madurez y a la vez el frescor de rojas frutas, acompañado de un fondo especiado que va tornándose en aromas a café con leche. En boca es untuoso, tiene una punta de acidez que lo hace fresco y va envolviendo la boca hasta conseguir llenarla para que la justa tanicidad que tiene pueda limpiar la proteina bucal y poder volver a beberlo. El postgusto es largo y permanece en el retronasal notanto aromas a café con leche y torrefactos.

Sorprendente vino, al que han acompañado antes del mismo el Pasiego Blanco 'Las Suertes' 2010 (Chardonnay y Sauvignon Blanc con crianza en barrica) y Pasiego Crianza 'La Blasca' con Cabernet Sauvignon, Merlot y Tempranillo.


Ya en casa me aguardaban los dos vinos de Coviñas de la gama Al Vent Bobal, un rosado de 2012 y un tinto 2011 madurado en barrica, que los he catado y luego degustado con un buen arroz al horno, al que perfectamente maridaban.


Al Vent rosado 2012, es un bobal ligero, fresco con aromas entre fresones y plátanos, muy glicérico, con un color rosado medio-alto, en boca tiene bastante acidez, lo que lo hace fresco y perfecto para comer con pastas y arroces, el retronasal va sacando aromas a bollería y fruta roja muy fresca, como arándanos y algo de pomelo. En definitiva es un vino perfecto para tomar en cualquier momento, perfecto en el aperitivo y sobre todo en pastas, arroces y comidas ligeras poco condimentadas.


El tinto bobal Al Vent 2011, es un vino que ha pasado por barricas francesa y americana durante 4 meses, perfilándose un bonito color púrpura, con capa muy alta, no demasiado glicérico y que nos permite encontrar características muy apreciadas en los bobales tintos como los mentolados y fruta roja madura con un fondo especiado que, seguramente proviene de su paso por barrica, en boca es bastante ligero, pasa rápidamente dejando una sensación de frescor y de apenas aspereza, por curioso que parezca los bobales demasiado concentrados tienden a tener una alta tanicidad, pero en este caso la facilidad de su paso por boca sorprende. No tiene un postgusto excesivamente largo pero aún se notan algunos aromas como a cerezas negras y alguna nota torrefactada.


Unos vinos agradables que han ido perfectamente al día de hoy y que recomiendo los probéis y os divirtáis como yo lo he hecho hoy.

domingo, 13 de enero de 2013

Exceso de barrica en los vinos

Como simple aficionado a catar vinos, vengo observando que a veces se marcan tendencias que se suelen repetir en algunos vinos, tengan la procedencia y la denominación de origen que sean. Me refiero a que se intentan hacer vinos de una manera muy concreta donde nunca antes se habían hecho así, bien por tradición, bien porque las variedades no aguantan largas crianzas, o simplemente por carecer de la técnica o los elementos para hacerlos así.


Si nos remontamos a la época de los clásicos y de la antigua Roma, hablamos de que el vino ya era uno de los pilares básicos de la cultura del momento, allí se buscaba una manera de conservar y transportar el vino, se usaban ánforas, recipientes de barro, depósitos subterráneos, también es cierto que los romanos también usaban muchos elementos naturales para conservar y tratar los vinos, por ejemplo usaban yeso para reducir a la acidez de los vinos, a veces se mezclaba con agua de mar para reducir la alta fuerza que estos contenían (hablamos de que no había una fermentación controlada como hasta ahora). 


También la conservación era importante, como lo es ahora, y se usaban ciertos elementos naturales (digamos la alquimia de la época) para condimentarlo, se recubrían las ánforas de resina de pinos para que pudieran envejecer y ganar el 'bouquet' y aromas... como veréis, no hablo de cosas nuevas para los que conocéis el mundo del vino y su elaboración.

Hoy en día la técnica ha hecho que se puedan sintetizar muchos componentes naturales para poderlos añadir al vino, desde un tipo de levadura específica que potencia fermentaciones más aromáticas, hasta el tostado de una barrica que le confiere otros tipos de aromas.


Las barricas de madera, un tipo de envase que se empezó a utilizar ya en época romana (Plinio el Viejo), no era si no un método de transporte de mercancías, líquidas ó sólidas. Su forma redondeada y fácil de apilar y manejar, además de la robustez de la madera frente al barro cocido, se impuso para traslado y almacenamiento desde mucho tiempo atrás. También es cierto que la madera era mucho más difícil de trabajar que la arcilla y dependiendo de su abundancia o escasez podría fabricarse o no este tipo de toneles.

Al almacenar vino en las barricas se dieron cuenta que el vino se conservaba mejor, envejecía más lentamente y la madera le aportaba ciertos aromas que hacían que el vino fuera más interesante desde el punto de vista organoléptico.


Trasladémonos al siglo XXI y viajemos en los últimos 10 años hacia atrás y busquemos vinos que hayan permanecido en barrica para su crianza y afinamiento, seguro que recordamos vinos donde los aromas provenientes de la madera se sobreponían a la fruta del vino, excesos de aromas a vainilla, coco, café, chocolate, especias, sotobosque... es cierto que estos aromas pueden darle al vino un toque más elegante.

¿Pero realmente lo han conseguido?. En mi corta vida como catador, a veces encuentro un excesivo culto a la madera, a los vinos con exceso de barrica, sea por nueva, por tostada o porque se ha buscado un gusto que estaba de moda. En mi modesta opinión pienso que un vino debe trasladar aquellos aromas y sabores que le confieren la materia prima, que es la uva, y las condiciones de la añada, por supuesto que la técnica puede aplicarse para conseguir vinos lo más naturales posibles, me refiero a temperaturas controladas, selección de levaduras, correctores de acidez, etc....


Una vez obtenido un vino natural, totalmente reposado y con las propiedades físico-químicas adecuadas hay que estudiar si la crianza o envejecimiento en barricas de roble será apto o no para dotar al vino de las sutiles cualidades de los aromas de la madera y sus tostados, siempre buscando la armonía, la elegancia y el equilibrio entre el vino y lo que le aporte la crianza en estos envases.


Es una opinión que quiero compartir con todos vosotros y que, a pesar de que a veces mandan las modas y el negocio del día a día, sería para mi un vino perfecto y que me gustaría encontrar sin tener que, en ocasiones, tirarlo al desagüe porque a mis papilas gustativas no les gusta el exceso de madera.

viernes, 4 de enero de 2013

¿Quién puntúa mis vinos?

Nos hemos acostumbrado a hacer rankings de todo lo que nos rodea, equipos de futbol, jugadores, personas más influyentes, políticos... y como no de vinos. Existen guías donde se puntúan vinos, comerciales, blogs, afamados influyentes anglosajones... y son una referencia para muchas personas que quieren iniciarse en el mundo del vino o simplemente son su guía de cabecera a la hora de elegir sus vinos.


Algunos recordamos el 'affaire' de Jay Miller y Pancho Campo en diferentes denominaciones de origen, donde supuestamente, el norteamericano, venía a catar y puntuar vinos españoles de diferentes zonas vinícolas y que acabo en escándalo, los bolsillos repletos de euros de los organizadores, con la dimisión del Dr. Miller y no se si la guía de Mr. Parker llegó a incluir las notas de esas 'catas'.

También es cierto que los gustos son propiedad de cada persona y las guías pueden orientarte a decidir comprar un vino o no, para no poner en entredicho el trabajo de los que elaboran estas listas, he de reconocer que un trabajo de catar vinos no es fácil pero hay que buscar un equilibrio entre tus gustos y los de los demás.


Buscar un vino que te sorprenda hoy en día es difícil, hay grandes vinos y mucha competencia, pero los criterios hay que marcarlos desde la propia personalidad de cada uno. Los vinos que buscan un estándar pueden ser una opción para quién tenga este tipo de gustos, pero lo bonito es aprender a crear tus propias emociones y sensaciones a la hora de catar un vino.

Los vinos con la personalidad del terruño, la bodega y la añada son sorprendentes algunas veces y no siempre son del gusto del consumidor, lo que está claro que cada enólogo aplica su técnica en busca de gustos lo más atrayentes y eso es lo bonito de este mundo.


Cada uno debe ser capaz de decidir por sus gustos y quizá ese ranking o lista de vinos debería ser diferente, bajo mi criterio, pienso que se debería transmitir las sensaciones de forma más explicita que un número entre 0 y 100, buscando un equilibrio entre la razón y el corazón, abriendo el paladar a nuevos sabores y confiando en los sentidos propios y personales.


Concluyendo pues, nadie puede más que uno mismo puntuar o elaborar una lista de vinos para poderlos disfrutar y comparar con los sentidos que se desean y desde luego seguir buscando y catando en la variedad de la oferta, que es mucha y variada.