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domingo, 15 de septiembre de 2013

Bobos: un vino de bobal diferente

Nada es igual, ni tampoco parecido, lo original o lo auténtico quizá sea una característica de cada uno de nosotros, imitar o hacer dos cosas iguales no es posible ni en la propia naturaleza, siempre habrá un rasgo que diferencie a dos gotas de agua que parecen iguales.


Elaborando vinos, no todos son iguales ni se parecen en nada y menos cuando la materia prima está en un suelo diferente de otro, las variaciones climáticas, la posición del sol, el trabajo del viticultor son distintos y el proceso de trabajo para crear un vino siempre difiere en aspectos claves como puede ser el desgranado, el uso de depósitos, las barricas e incluso la levadura para la fermentación, hasta en el proceso de embotellado hay aspectos y no digamos en la botella y el etiquetado.


Ayer tuve la oportunidad de catar Bobos Finca Casa La Borracha, el nuevo proyecto de Bodegas Hispanosuizas, aunque no es una novedad que la uva bobal esté incluida en sus elaboraciones, si que era una apuesta el poder conseguir un vino con esta variedad que fuese especialmente agradable a la primera copa.


Y para ello se ha tenido que trabajar duro, duro porque se ha tenido que buscar en la finca una uva bobal que aportase algo diferente a otras, porque trabajar la variedad en el campo a veces es una apuesta arriesgada y puede no conseguirse lo deseado. En la bodega también se ha tenido que emplear técnica y buen hacer, ya que la propia selección en el campo no servía de mucho si el empeño de los enólogos por mimar esta elaboración no se producía, así que usando técnicas de maceración pelicular (muy usada para los vinos blancos), barricas de 400 litros abiertas, levadura seleccionada para producir una fermentación controlada en dichas barricas, así como una crianza en las mismas donde se fermentó y un reposo continuado y controlado han dado el éxito de las 5.500 botellas de Bobos 2011, ya a punto la añada 2012, que catamos sin embotellar todavía, de la que aparecerán unas 10.000 botellas en el mercado dentro de poco.


Y es que no es para menos, cada vez más la uva Bobal, de la que hay aproximadamente unas 60.000 ha entre Utiel-Requena, la Manchuela, Ribera del Júcar y en alguna zona más cercana a estas, tiene sello propio y aún no teniendo fácil su reconocimiento como grande en el panorama mundial del vino, si que nos permite que un buen trabajo de como resultado grandes vinos. 


Desde algunos años, en mi faceta de descubrir vinos diferentes y de catar interesantes añadas, me di cuenta del potencial que tenían estos vinos, he ido probando vinos de esta variedad, haciendo amigos que la trabajan y apuestan por ella y ayer quedé gratamente sorprendido por la apuesta de Hispanosuizas en hacer un gran vino de bobal.


Ayer nos reunimos en la bodega un grupo de amigos, de medios de comunicación y bloguers y desde la primera botella que se sirvió en la copa encontré algo diferente, pero a la vez familiar, si es cierto que 2011 me pareció un excelente vino con un bobal amplio, goloso, muy frutal, equilibrado y con buena acidez, 2012 creo que aún es más fiel a las elaboraciones de la variedad bobal que he podido probar, pero con un toque diferente. Otra de mis sorpresas de ayer es que nada más abrir la botella el vino se puede beber directamente, no necesita un tiempo de decantación, obviamente seguro que haciéndolo, aún podemos ganar más potencia aromática en un análisis sensorial del vino.


Pronto lo veremos en nuestras mesas y aparecerán las impresiones al respecto sobre el mismo, y como decía al principio no hay dos vinos iguales y este no se parece a lo que hasta ahora había probado dentro de la variedad de vinos de bobal.


martes, 12 de octubre de 2010

Bodegas y Viñedos Señorío de Monterruíz


Al sur de la provincia de Cuenca, limitando con Albacete, en pleno corazón de la Manchuela, encontramos una pequeña bodega en la aldea de las Casas de Santa Cruz, perteneciente al término municipal de Villanueva de la Jara, que produce vino como antaño.

De VENDIMIA MONTERRUIZ 2010


El paisaje de la zona realmente muestra que el monocultivo de vid o cereal da vida a extensiones enormes en una llanura típicamente manchega, y entre miles de hectáreas van apareciendo los pueblos que viven de estos cultivos, así como enormes cooperativas vinícolas, que en estos días son hervideros de tractores con sus remolques cargados de uva.

Paco y Feli son los propietarios del Señorío de Monterruíz, personas que viven para y del campo cultivando cereal y preciosas cepas, algunas de pie franco, de variedades autóctonas de la zona como la Airén, Monastrell, Cencibel y Bobal.

De BODEGA MONTERRUIZ


Hace unos años, junto con la Casa de Agroturismo que regentan, decidieron dar el paso de volver a elaborar vino, como sus padres hacían desde principios del siglo XX. Empezaron buscando las mejores parcelas de su viñedo, parcelas con cepas viejas de casi 60 años y con ellas buscaron los mejores, mas sanos y maduros frutos en el momento óptimo.

Antaño las parcelas se plantaban sin tener en cuenta si las variedades se mezclaban o no, con lo que al elaborar uno de los vinos más diferentes que hoy en día podemos encontrar, no se percataron que las reglas de cultivo de la D.O. Manchuela no permiten elaborar vinos de parcelas donde se mezclan las variedades, y la verdad es que tuvieron que etiquetar su Señorío de Monterruíz Cepas Viejas como vino de mesa. Pero aunque se quisiera comparar con algunos vinos con etiqueta de D.O. no encontraríamos un vino de estas características.

De VENDIMIA MONTERRUIZ 2010


Señorío de Monterruíz Cepas Viejas es un vino sin crianza que combina variedades como Cabernet Sauvignon, Bobal, Cencibel y Monastrell, pero elaborado siguiendo las precisas instrucciones en las que se elaboraba vino a principios del siglo pasado. La bodega cuenta con unas pequeñas instalaciones donde se elabora casi artesanalmente el vino.

De VENDIMIA MONTERRUIZ 2010


Pensando en el futuro y adhiriéndose a la D.O. Manchuela, Señorío de Monterruíz pensó en elaborar uno de los vinos que más dificultad entraña por su variedad, la Bobal. Así es que seleccionando los mejores Bobales de cepas viejas, con parcelas de pié franco y algunas de pie americano, buscando el mejor ‘terruño’ con la mayor insolación durante el verano, y con suelos franco-arcillosos con una capa de guijarros muy característica de la zona, se decidieron a trabajar esta variedad.

Nacío en 2008 el Señorío de Monterruíz Joven Bobal, un vino en el que la bodega apostó por ampliar su producción, combinando las tinajas de barro tradicionales y depósitos de acero inoxidable para elaborar un vino sin crianza pero con una frescura y color muy característico de la Bobal y buscando la fruta y un punto de acidez en boca que lo hace bastante diferente de otros vinos de la misma variedad.

De VENDIMIA MONTERRUIZ 2010


También se elabora de forma artesanal siguiendo las recetas de los ancestros de sus propietarios y bajo el control de la D.O. Manchuela y asesorados por un enólogo de la zona conocedor de las variedades autóctonas.



Durante esta última quincena del mes de Septiembre y esta semana de Octubre, se han vendimiado unos 11.000 kg. de uva Bobal que se ha seleccionado y transportado a la bodega en cajas de unos 15 kg. cada una, para posteriormente llenar los depósitos de 3000 lts. y proceder a su fermentación alcohólica controlada usando un pié de cuba propio para el inicio de ésta. En este fin de semana, y tras los trasiegos, controles y análisis permanentes, se ha iniciado el ‘descube’ y prensado manual de los hollejos para dejar en reposo esta magnífica elaboración y esperar hasta su embotellado y salida al mercado a partir de final del año.

sábado, 31 de julio de 2010

Chozas Carrascal, vinos de pago a la vanguardia

Por fin llegó el día que pude concertar una visita a Chozas Carrascal, después de que las agendas coincidieran, ha valido la pena visitar este lugar tan bonito y vanguardista como es el que nos ha mostrado nuestro anfitrión, Julián López.


Hoy hemos sentido una sensación de profunda simbiosis entre la tradición, la cultura, la modernidad, unos excelentes vinos y una persona enamorada de su trabajo, que nos ha proporcionado una parada en nuestro reloj del día a día para sentirnos realmente a gusto con nosotros mismos.

La bodega está enclavada en un mar de viñas en San Antonio, una pedanía de Requena, en un valle por donde circulará muy próximo el AVE que unirá Valencia con Madrid, pero quedando lejos de las 40 ha. de viñedo que rodean a la casa, el tipo 'chateau' que conforma la finca tiene una espectacular ubicación y permite que las distancias entre las viñas y la bodegas sean recorridas entre 5 y 10 minutos, siendo importante en los procesos de vendimia para que la uva no sufra ningúna rotura antes de entrar en bodega.


La visita ha empezado por visitar los alrededores de la casa, nos ha acompañado Alex, un summiller de Barcelona que estaba de visita y que se ha sorprendido tanto como nosotros, mientras lo esperábamos en el fresco porche de la casa, he contemplado el precioso jardín mediterráneo y el jardín de variedades de cepas que están en el exterior, que son una muestra de las innovadoras variedades plantadas en esta zona que producen los vinos de la bodega. La piscina tenía un aspecto que nos invitaba al chapuzón, pero empezábamos la visita y aún no sentíamos el calor de la mañana.


Al entrar en la casa hemos encontrado el buen gusto y la adecuada decoración que tiene en el recibidor y el gran salón comedor, con una mesa de dimensiones espectaculares así como su grosor y que está hecha del mismo tronco de una sola pieza. De allí hemos pasado a visitar el resto de la bodega, pasando por lo que luego nos deleitará como sala de catas.


El resto de la bodega está construida con bloques de hormigón proyectado, barnizadas sus paredes, con lo  que le confiere un aspecto realmente acogedor y no denota la sobriedad que este material nos puede transmitir. Hemos visitado el almacén de productos elaborados y crianza en botella, para después pasar a la sala de fermentación y elaboraciones.

En esta sala me ha llamado la atención  la presencia de depósitos de hormigón, que en su interior no había ningún tipo de recubrimiento, que es donde fermentan las variedades por separado, aparte de los depositos de acero inoxidable, y que según nos comentó Julián se produce una microoxigenación a través de los poros del hormigón, y que con placas refrigeradas consiguen controlar la temperatura de fermentación. Muy curioso verlo en esta bodega tan moderna. Hemos visto el exterior de esta sala con la prensa y la desgranadora, que utilizan en vez de la despalilladora para que el grano de la uva no sufra ningún daño antes de llegar a los depósitos.


También hemos visto las dos líneas de embotellado, para vino y cava, para posteriormente pasar a la sala de crianza de cava, observando sus botellas en reposo horizontal y las máquinas para voltearlas, así como algunas jaulas con botellas. De ahí hemos pasado a la sala de crianza de vinos, con unas 200 barricas de 225 lts., todas de roble francés, por donde pasan los vinos que la bodega comercializa madurados o envejecidos en madera. También hemos visitado algunos antiguos depósitos que la casa tenía antaño y que sirven como guarda de los vinos que la bodega elabora para estudiar su evolución.


La visita nos ha devuelto a la sala de cata y la exposición de vinos donde Julián nos ha sorprendido empezando a catar un magnífico cava, de Chardonnay y Macabeo, que con discreto aroma en nariz a frutas tropicales, en boca nos ha parecido suntuoso y con volumen, un cava para comer incluso carnes no muy elaboradas.


El vino blanco Las Tres ha sido el siguiente, elaborado con Chardonnay, Sauvignon Blanc y Macabeo y con dos variedades fermentadas en barrica, en principio se ha servido bastante frío, supongo que a unos 6º, aproximadamente, en la que se notaba como un almibar de melocotón, graso y suntuoso, a la vez que sutil y fresco en boca y que ha cambiado después, en la copa, tras haber variado su temperatura mientras intercambiábamos impresiones sobre él. El cambio ha potenciado sus aromas y sabor con más estructura en boca y tornándose más aromático para recordar a cítricos y flores blancas, con un ligero postgusto a vainilla.


El Cabernet Franc, es el tinto monovarietal de la bodega, que más sensaciones nos ha evocado. Un vino muy mineral, poderoso, con una explosión frutal en nariz y muy balsámico, un vino diferente de una variedad poco conocida en estas latitudes, que le confieren un verdadero placer para los sentidos y que es muy recomendable para quedar bien con tus invitados, un elegante vino que no desagradará a los paladares más entendidos.


Por último hemos catado un vino dulce Moscatel de grano menudo, que se elabora en Francia, donde la familia también tiene una bodega, y que también es un alegre y agradable elixir que recuerda a cítricos como mandarinas recién mondadas.

La bodega elabora otros vinos com Las dos Ces, en blanco y tinto, vinos con una buena relación calidad precio, el rosado Las Cuatro con unas características muy especiales y el tinto Las Ocho, un vino complejo de elaborar y difícil de definir con el 'coupage' de ocho variedades pero que invita a beber por su redondos y pulidos taninos.


En fin una agradable mañana de sábado en pleno verano donde hemos disfrutado y aprendido que en Utiel-Requena se hacen buenos vinos, que pueden ser innovadores y a la vez tradicionales, que el trabajo y esfuerzo se convierte en una recompensa para los sentidos y que nos hemos sentido como en casa gracias a la atención y proximidad que Julián nos ha transmitido durante su compañía en la bodega.

domingo, 20 de junio de 2010

Fernandez Pons, cervezas de autor

La jornada de hoy permanecerá en nuestras retinas como uno de los días que visitar una bodega ha sido algo diferente, hoy nos íbamos de 'birras'. Efectivamente hoy tocaba cerveza, cerveza de autor, y tengo que dar las gracias a la Asociación Valenciana de Sumilleres que gentilmente me ha invitado a que los acompañara.

La verdad es que cuando uno se encuentra agusto y tan bien acogido, como lo ha hecho la familia Fernández Pons, le pasa el tiempo rapidísimo y no se da cuenta que el día termina evaporándose de una manera espectacular.

En esta visita, nuestro anfitrión Diego Fernández Pons, uno de los mejores enólogos que tiene la Comunidad Valenciana, autor de vinos buque insignia de bodegas valencianas como Los Frailes, Enguera, Aranleón y algunas más internacionales, ha decidido junto a sus hermanos poner en marcha este proyecto, convertido en realidad de elaborar cervezas.

La elaboración de cervezas de manera tradicional y siguiendo procesos casi artesanales en España no es bastante habitual, pero en busca de cervezas aromáticas, diferentes, con carbónico natural, siguiendo algunas de las tradiciones cerveceras de Europa, han conseguido que en Casas del Rey, aldea perteneciente al municipio Valenciano de Venta del Moro, se produzca una elaboración conseguida y para disfrutarla de manera especial.

Diego nos ha contado como elabora la cerveza, los granos de malta importada, junto a cebada autóctona cultivada por sus vecinos, lúpulo que él mismo cultiva y una estupenda agua de manantial, siguiendo un proceso en el que se cuida las mezclas, infusiones, fermentado, embotellado y 'crianza', consigue obtener una cerveza muy aromática, con poco grado de alcohol, con cuerpo, afrutada y sobre todo natural, sin añadir ningún tipo de conservante ni producto químico extra.

Por supuesto un enólogo de esta talla tiene que elaborar su propio vino, efectivamente 'Lo Necesario' es su apuesta por la uva Bobal, hemos catado tres diferentes añadas, con la más antigua en la comida, y he de decir que, el mejor bobal que he probado hasta la fecha en la comarca Utiel-Requena lo elabora Diego en su bodega-cervecera. Es cierto que es un vino de garaje, para compartir con los amigos o disfrutarlo con su familia, pero se nota cómo desde la cepa hasta la copa, el vino ha sido cuidado y mecido como un niño pequeño, que poco a poco irá creciendo hasta convertirse en un vino adulto y con nombre propio.


El blanco, de uva Macabeo fermentado en barrica, tiene también su lugar en el vino de garage, un vino fresco, afrutado, aromatizado con el roble que lo ha fermentado y con proyección dentro de los blancos fermentados en barrica.

A todo esto hemos comido una espectacular comida allí en la bodega, con platos de morteruelo, ensaladas, anchoas, boquerones y un espectacular gazpacho manchego que estaba para quitarse el sombrero, por supuesto que no ha faltado ni cerveza, ni vino blanco ni tinto. La despedida ha sido quizá el momento más duro del día, pues la bodega, el lugar y sus propietarios invitaban a seguir disfrutando de un día tan maravilloso como el de hoy.

domingo, 30 de mayo de 2010

Covilor, la cooperativa de la uva bobal

Siguiendo mi ruta por la comarca Utiel-Requena esta vez tocaba visitar una cooperativa, en este caso nos desplazamos a la aldea de Las Cuevas, a unos 7 km. de Utiel, donde nos esperaba Beatriz Requena, nuestra anfitriona, que nos acompañó y mostró cómo se vive el vino en esta zona.



La Cooperativa Virgen de Loreto, Covilor, data del año 1.955 y cuenta con unos 500 socios, esta cooperativa fue pionera en la zona en incluir depósitos de acero inoxidable y equipos de vinificación moderna, como los que conocemos actualmente, durante los años 60. El edificio es de ladrillo caravista y sus instalaciones incluyen depósitos de hormigón y conservan y utilizan aún los 'trullos' o depósitos subterráneos  para elaborar vino.


Colindantes a la bodega y en una superficie amplia, se encuentran las fincas y parcelas, que de los distintos socios que pertenecen a la cooperativa, cultivan las variedades de uva que aportan a la elaboración del vino, predominando en más de un 70% la variedad Bobal, reina y señora de estos lares, y que aporta el máximo nivel de esplendor una vez empieza la vendimia entre finales de agosto y septiembre.


La zona donde están ubicados los campos son de terreno calcáreo-arcilloso y se sitúan en una gran planicie dentro de la plana de Utiel, colindando con Camporrobles, Sinarcas y Utiel, y arropados hacia el Nordeste por la sierra del Negrete y hacia el suroeste por la sierra de Bicuerca. El terreno esconde en su interior una gran bolsa de agua subterránea, que se ha aprovechado para excavar pozos y tener agua para su uso en el viñedo en los veranos tórridos del lugar.


Estuvimos visitando a pie de viña unas parcelas cercanas a la bodega con Cabernet Sauvignon, Macabeo, Tempranillos y mucha Bobal. Estas variedades están plantadas en vaso, las más antiguas que algunas tienen más de 60 años, y en espaldera las más modernas en el tiempo, las vendimias se hacen a mano y a máquina dependiendo de la parcela y si el propietario dispone de ella o no.


En el campo los ingenieros trabajan y asesoran a los propietarios para preparar las cepas y que el estado sanitario de la uva, la vendimia y la distribución de la misma esté controlada. Cada recogida se envía a la Cooperativa, centro neurálgico de la zona, donde se descarga clasificada para la fermentación en las cubas y 'trullos'. 


En Covilor elaboran unos 3 millones de litros de vino, todos en su mayoría se destinan al granel con lo que la cantidad de embotellado o de 'bag in box' que la bodega elabora queda para los socios y venta de la zona. Nosotros tuvimos la oportunidad de catar dos vinos (aunque tenemos algunos más para disfrutarlos en casa y con los amigos), uno blanco de Macabeo 100% y un 'coupage' de Bobal, Tempranillo y Cabernet Sauvignon con 12 meses de barrica.


El Alto Cuevas 2009 blanco, elaborado con una Macabeo 100% es un vino de color amarillo verdoso, brillante, fresco y afrutado, con un punto de carbónico natural de la propia fermentación, muy facil de beber y apropiado para el veranito en que entramos. El tinto, Alto Cuevas Crianza 2007, es un vino color rojo cereza picota, muy estructurado, con unos aromas a vainilla y fruta negra madura, de tanino dulce, muy agradable al paladar, envejecido en robles franceses y americanos de primer año, y con una relación precio extraordinaria.



El resto de vinos de la gama Alto Cuevas también acompañan a todos los gustos, así tenemos un rosado de Bobal que está espectacular, muy afrutado y sobre todo recuerda a fresas maduras, con su toque de acidez equilibrado y muy aconsejable para acompañar arroces y pastas. El tinto Tempranillo joven es bastante ligero y a la vez tánico, un vino para diario que sus aromas nos recuerdan a frutos silvestres.


En vinos de alta expresión yo recomiendo la gama Sucesión Bobal 100%, comercializando la bodega un Reserva envejecido durante 2 años en botas de roble francés, un vino potente de amplios taninos, de gran estructura y color, especial para acompañar carnes rojas y guisos elaborados, un capricho para el paladar de la variedad Bobal que ha evolucionado espectacularmente en la elaboración de esta cooperativa y que disfrutaremos en cuanto la ocasión lo merezca.


La visita terminó con una comida en el restaurante Genaro, en la población de Fuenterrobles, cerca de Las Cuevas de Utiel, con un menú gastronómico especial, bien presentado y exquisito, muy recomendable si váis de visita por las bodegas de la comarca de Utiel-Requena.





lunes, 17 de mayo de 2010

Bodega Vegalfaro, el vino en la cepa

La visita del pasado sábado, que como comenté en el anterior post estuve en Requena, tuvo una segunda bodega que recorrer, justo enfrente de la ubicación de la anterior, y en la aldea de El Derramador, que se trata de Bodegas Vegalfaro, una bodega más moderna, establecida a principios de 1980 y proveniente de una familia que ya dedicaba sus esfuerzos al mundo del campo.



Esta familia decide reconvertir sus cultivos y diferenciarse del resto de viticultores estudiando el 'terruño' y buscando la manera de producir vinos de altísima calidad. Para ello se buscan las mejores parcelas de sus propiedades y se plantan las mejores especies, buscando los 'clones' que mejor se adaptasen al entorno y a las condiciones de cada una de sus tierras. El concepto de 'Vino de Pago' y 'Vino de Finca' se acuña en la elaboración de éstos por sus propietarios. 

Vegalfaro busca elaborar el vino directamente en el campo, estudiando, controlando y mejorando todos los aspectos fisiológicos de la planta, de manera que la uva proporcione la mejor capacidad organoléptica en la cepa, eso ayuda a que el proceso de elaboración sea exclusivamente el de producir lo que la tierra proporciona y evita correcciones posteriores del mosto fermentado.



En nuestra visita nos atendió Andrés Valiente, propietario de la bodega que nos comentó que sus vinos buscan la calidad y el saber posicionarse en lo alto por propios méritos. Desde el cuidado de la planta hasta su vendimia, el proceso es minucioso, de manera que al pasar a la tolva, ya podemos decir que el vino ya está casi elaborado. La bodega está perfectamente adaptada a esta filosofía, para aprovechar los granos en su óptimo momento y producir un vino con la maceración y fermentación controlada, para pasar a la nave de crianza o a almacenarse antes del embotellado para vinos jóvenes y cavas.



Todo en un perfecto estado de pulcritud y bien diferenciado cada proceso y lugar de la bodega, con el fin de producir vinos y cavas que hoy por hoy están alcanzando cuotas altas de puntuación en los concursos y catas donde se presentan.



Los vinos no los pudimos catar en la bodega, pero amablemente nos cedieron un par de botellas, Vegalfaro Crianza 2006 (Tempranillo, Merlot  y Syrah) y Pasamonte Blanco 2008 (Chardonnay y 15% garnacha blanca), este último perteneciente a la DO Valencia, por la ubicación de la finca. Otras elaboraciones como Pago de los Balagueses Merlot y Vegalfaro Cosecha ya los había probado en casa acompañados de amigos y nos parecieron excelentes, con una personalidad propia que nos recordaba a vinos de alta expresión del Noroeste de España.



En fin una visita muy instructiva, aunque con poco tiempo, pero que esperamos repetir más tranquilamente y que esta vez nos acompañe Rodolfo, enólogo e hijo del propietario para poder profundizar más en esta filosofía de hacer las cosas buscando la callidad y empezando en el campo.


jueves, 22 de abril de 2010

Vinos ecológicos, Bodegas Porsellanes

En el municipio alicantino de Benissa, están las oficinas comerciales y almacenes de la SAT Juan Porsellanes, elaborador de vinos y aceites de agricultura totalmente ecológica. Las más de 300 ha. que la empresa posee en el corazón de las montañas de Alicante, en concreto del Vall del Travadell, cerca de pueblos y ciudades como Muro de Alcoi, Gorga, Benillup. etc, allí en este valle que se rodea de una flora mediterráneo, entre pinos, olivos y sotobosque encontramos las fincas donde se cultiva, de forma ecológica, las cepas y olivos de esta explotación.

Las cepas están plantadas con un sustrato de abono animal y vegetal ecológico y con variedades como la garnacha, el tempranillo, la syrah, el fabuloso merlot, cabernet sauvignon y variedades blancas como la chardonnay, la malvasía, el moscatel, .... La empresa también elabora un vino de licor moscatel de las fincas que posee de esta variedad en el término de Teulada, en concreto en viñas que se sitúan a menos de 500 mts. de las playas de Moraira, en el mediterráneo alicantino.
La agricultura ecológica practicada incluye diversos controles de calidad para no añadir ningún tipo de producto químico en el cultivo ni en el proceso de elaboración de los vinos y aceites, siendo estos productos reconocidos a nivel europeo con los sellos que garantizan los más altos niveles de control. La bodega se encuentra acogida a la DO de Alicante.

Respecto a sus vinos tintos destacar que embotellan tres marcas a nivel comercial que son Mas de Caraita, Agulló y Entrepins, un vino blanco La Merina y el vino de licor moscatel La Sort, galardonado en la última feria BioFach en Alemania, como el mejor vino de licor moscatel ecológico.

Los vinos tintos producidos tienen un caracter marcádamente mediterráneo, siendo la nota común en todos ellos una perfecta integración de las variedades con la montaña alicantina.

Así encontramos Mas de Caraita 2007, un vino de semicrianza, con tres meses en roble americano, con un 'coupage' de garnacha, syrah y tempranillo, posee un color rojo cereza con tonos marrones en sus ribetes, lágrimas densas y golosas, en nariz se nota alcohol integrado con aromas a monte bajo típico mediterráneo (tomillo, romero y otras) y reminiscencias a amapolas, en boca la acidez justa en el primer ataque, agradable en boca con recuerdos a raíces recien arrancadas, tierra caliza húmeda y postgusto a frutas del bosque.


Entrepins 2007, con 12 meses en barrica americana, encontramos un espectacular 'coupage' de Merlot (82%) y el resto Cabernet Sauvignon, posee un color rojo cereza con tonos violáceos en sus ribetes, en nariz es alcóholico evoca a masa fresca de repostería, madera de cedro y aromas acaramelados, en boca taninos amables, recuerdos a resina de pino mediterráneo, de muy facil trago, aromas tostados a frutos secos y a tierra de bosque humedecida.

Agulló 2007, un 'coupage' de Tempranillo (80%) y Cabernet Sauvignon, con un color rojo cereza con tonos anaranjados en el ribete, presenta una nariz más floral, recordando a las flores de montaña mezcladas con azahar de naranjo, en boca es un vino enérgico, de porte serio con una sensación astringente y algo amargosa, a trago pasado evoca musgos, raíces, regaliz y notas algo vegetales.


Para los postres hemos dejado el vino de licor Moscatel La Sort, elaborado con uvas moscatel romano sobremaduradas en la planta, que nos pinta un color dorado muy brillante, con aromas a miel, frutas secas (orejones, ciruelas, dátiles, ...), en boca justa dulzor, no siendo empalagoso, con toques a naranja, resina de pino y sin notarse apenas el alcohol en su postgusto.

Encontramos que estos vinos, cuya distribución está siendo preferentemente en mercados europeos, integran perfectamente el carácter mediterráneo y tradicional del interior de las montañas de Alicante y de su costa, a su vez son perfectos para maridar comidas de la zona, como los arroces, los pescados azules, asados de verduras y guisos con carnes rojas y blancas.

domingo, 21 de marzo de 2010

Finca Loranque


En Bargas, municipio situado a unos 15 Km de Toledo, se encuentra Finca Loranque, a la vera del río Guadarrama y en un terreno arenoso-arcilloso, entre olivos están los terrenos de la finca, que si bien son extensos, solo dedican unas 42 ha. Al cultivo de la vid.


Llegar hasta este edificio del siglo XVIII, antigua casa de labores del campo y construida con la arquitectura toledana de entonces, es un poco aventurado, ya que el camino está bordeando campos e incluso se atraviesa el río, pero merece la pena un poco de aventura, sobre todo tras un invierno de luvias como este, para darse cuenta de cómo los ríos vuelven a su cauce. La mañana del viernes 19 de marzo fue de aventura para nosotros, ya que no teníamos ni cita concertada ni sabíamos que la bodega tenía una jornada especial con comida incluída bajo petición.


Al llegar uno descubre como la plantación de viñas, en espaldera, está asentada en un terreno fértil areno-arcillosos, por lo que puede pensar en altas producciones de uva y por tanto de escasa calidad, pero en la visita guiada te explican porque eso no es así.

Nos recibieron amablemente, junto con unas 15 personas más, que parece ser tenían visita concertada, y empezó la visita con el comentario de que se efectúa poda en verde para dejar solo la mitad de racimos en la planta con tal de producir el fruto de más calidad y que absorva la característica del terreno para imponer su carácter.

En la finca nos sorprendió la falta de una tolva de recepción de uva, pero se nos comentó que la vendimia se realiza a mano y se coloca en cajas de 15 kg. máximo, para despuén pasar a una mesa de selección en la que se deshechan los racimos que no cumplen una esperada calidad.

Se vinifica usando el llenado de cubas de acero inoxidable por gravedad, entrando el fruto entero en ellos, se produce una maceración en frío durante unos días para después controlar la fermentación alcohólica, que va seguida de remontados hasta conseguir que el líquido tome el color y sabor a fruta que preteneden. Los hollejos sobrantes se prensan para mezclar con el mosto flor y de ahí ya obtienen el vino.

Finca Loranque dedica su producción a crianzas y reservas de vinos tintos, con el asesoramiento enológico de Telmo Rodríguez. La sala de crianza dispone de unos cientos de barricas de roble francés, americano y húngaro, con barricas bordelesas de 225 lts. y cubas de 500 lts., de manera que la crianza tenga más o menos contacto cn la madera. El edificio de crianza es estrecho y alto, con ventanas orientadas al norte a lo alto de la nave, y paredes con adobe, ideal para conservar una humedad relativa constante durante todo el año.


En otro edificio se encuentra la sala de embotellado y almacen de botellas para terminar de afinar su crianza, así como el almacen de botellas ya empaquetadas listas para su salida al consumidor.

Al final realizamos una cata, en una moderna sala destinada a tal fin, donde probamos 4 de sus vinos. El primero fue un Lacruz Tempranillo-Syrah con un color granate brillante, limpio, con aromas primarios a frutas frescas, un toque de acidez típica de un vino joven, y de postgusto corto. Posteriormente y de la gama Lacruz, catamos el monovarietal de Cabernet Sauvignon, un vino también muy limpio y brillante, más expresivo en nariz, potente, evocando suavemente a madera y con un postgusto a fruta madura largo y persistente, para mi el vino más elegante de los que probamos, de esta serie.
Los dos restantes que probamos fueron Finca Loranque Syrah-Tempranillo crianza de 12 meses, un vino afrutado, con toques de madera, muy redondo y pulido en boca y con postgustos variados a cítricos, tostados y regaliz. Terminamos la cata con un Finca Loranque Syrah 2007, un vino de alta expresión con un rojo granate brillante (todos los vinos tenían un color limpio y un brillo espectacular), glicérico, unos aromas en nariz que evocaban fruta negra madura y tostados como café, caramelo… con buen ataque en boca, sedoso, suave al paladar y un postgusto largo que evoca a regaliz y torrefactos.

En general unos vinos de porte moderno, orientados quizá a un mercado exterior que busca ligereza, que sean fáciles de beber, pero a su vez que se evoque la fruta y que la imagen de vino limpio y glicérico esté en contrapartida de los vinos recios de La Mancha que el consumidor nacional suele apreciar habitualmente. Deciros que se amparan bajo la denominación de Vinos de la Tierra de Castilla y que su producción es de unos 100.000 lts., muy por debajo de las producciones de la zona y buscando sobre todo un vino fácil a paladares no nacionales.

Deciros que no pudimos quedarnos a la comida (no teníamos reserva) y que es una buena experiencia visitar esta bodega.

domingo, 7 de marzo de 2010

Visita a la Bodega Vera de Estenas (Utiel)

Con la tregua de este invierno crudo que estamos teniendo y con un tímido sol que asomó durante no más de 30 minutos, decidimos poner pies en dirección a Utiel, a unos 85 Km. de Valencia ciudad, a intentar visitar la bodega que elabora Vera de Estenas, Casa Don Angel ó Martinez Bermell, entre otros.

La bodega está situada en el término municipal de Utiel y se accede desde la A-3 y por la antigua Nacional III desde la salida 281, a la Finca La Cabezuela, una extensión de viñedos con la casa en el centro y en lo alto de un cerro tipo 'Château'.

La Finca tiene distintos tipos de suelo con una composición arcillosa en la zona más baja, y cuanto más ascendemos en el terreno se torna más caliza y pedregosa. Al llegar nos atendió Félix Martínez, Gerente de la Bodega, y que muy amablemente nos mostró los encantos de esta bodega, muy  familiar y tradicional.

Empezamos por ver la disposición de los viñedos, en vaso y espaldera, con diferencias en el 'terruño' con variedades tan diferentes pero adaptadas como Cabernet Sauvignon, Merlot, Bobal, Tempranillo, Syrah y la exótica Malbec, para vinos tintos y rosados, y Chardonnay y Macabeo para vinos blancos.

La uva Malbec, originaria del sudoeste de Francia, está adaptada perfectamente a este terreno, según nos comenta Felix, y aunque la asociemos a grandes vinos Argentinos, donde es la variedad más cultivada, parece que en nuestra tierra se puede adaptar perfectamente, como en su día lo hizo la Syrah. El vino elaborado con esta variedad, en esta finca, no está acogido a la D.O. Utiel-Requena, pero no por ello no es un vino que vayamos a dejar de probar, hoy mismo daremos cuenta de una botellita con un cocido valenciano, para que apreciemos el maridaje que este vino nos puede aportar a la comida tradicional de Valencia.

El resto de la visita consistió en recorrer la bodega donde están los depósitos de maceración y fermentación, la sala de barricas, el almacen  y  la antigua casa. La casa es de principios del siglo XX, con una casa rodeada de un jardín precioso, en desnivel, donde la primavera debe dar un color y unos aromas espectaculares. Accediendo por unas escalinatas y tras un pórtico de hierro modernista, entramos a la casa, con paredes y suelos cerámicos, vimos la entrada y una estancia y pasamos a visitar la antigua bodega.


La antigua bodega es un espacio donde se han aprovechado los antiguos depósitos subterráneos para almacenar botellas de todas las elaboraciones esta bodega, es de especial belleza y permite que los vinos reposen en un ambiente de penumbra y de temperatura constante, ideal para estudiar la evolución de éstos.



La visita terminó con la estancia en un recinto donde se exponen todas las añadas, elaboraciones especiales, elementos decorativos y una colección de licores impresionantes que mantienen un encanto especial para una sala de catas. 

Catamos el Vera de Estenas Crianza de 2006, un vino tinto con más de 2 años de crianza entre barricas y botella, de 4 variedades como Cabernet, Merlot, Tempranillo y Bobal, un vino con un color rojo picota (no había buena luz para describir mejor el color), a copa parada aromas que recuerdan a uva madura, a copa agitada evocan la madera de roble, frutas del bosque maduras y alguna nota tostada. En boca un buen paso, con taninos expresivos pero a su vez suaves, postgusto a tostados, vainilla y madera de cedro. Un vino excelente y acertado.

Tras despedirnos de Félix y parte de su familia que nos acompañó en la visita, puesimos dirección a San Antonio (Requena) para degustar un no despreciable manjar a base de embutidos de la zona regados por un tinto tempranillo de la zona que el mesonero nos recomendó y que nos deleitó en la comida, un día de frío pero de tregua metereológica para lo que nos anuncian para esta semana entrante.