martes, 19 de mayo de 2015

Visita a Buil & Giné

Aprovechando el puente del mes de mayo y con una visita programada a la feria de vinos de Montsant y Priorat, que se celebra desde hace 20 ediciones en Falset (Tarragona), fuímos a visitar una de las bodegas con mayor perspectiva empresarial de la comarca del Priorat.

Entre la Vilella Baixa y Gratallops, y a los pies de la ermita de la Mare de Deu de la Consolació, se encuentra esta moderna bodega Buil & Giné, que aprovecha el desnivel del terreno para ofrecer un complejo enoturístico y bodega de aspecto moderno pero sin romper el paisaje prioratino, con su pizarra parda llamada Licorella, tan característica de los terrenos del corazón de la comarca de El Priorat.


A través de un contacto en la bodega, pudimos visitarla de forma guiada, y aunque no era la primera vez que entrábamos en el espacio comercial de la misma años anteriores, si que teníamos ocasión de visitar todo el edificio y catar muchos de los vinos DOQ Priorat que elaboran en dicha bodega.

Durante la espera al inicio de la visita, nos ofrecieron catar un intenso vino rosado que, pese a su subido color más cercano a un tinto de capa baja que a un rosado, tenía un bonito perfume a fruta roja y apetecía tomarlo bien fresco. Quizá en boca era demasiado seco y característico de la mineralidad de los vinos de la zona. Se trataba del Giné Rosat, un coupage de Merlot y Garnacha que simboliza la innovadora manera de elaborar vinos de esta bodega.


La visita se inició junto a un grupo de visitantes de diferentes procedencias y en la misma se nos mostraron las instalaciones, las vistas al paisaje, el reconocimiento de los suelos de Licorella tan especiales, que hacen que las viñas sobrevivan a base de profundizar en el suelo para obtener agua, produciendo mínimos racimos que condensan todo el carácter mineral y concentrado de los vinos de esta zona, muy diferentes incluso de los suelos colindantes y que engloban a la DO Montsant, que esta bodega también elabora vinos en dicha denominación.

El proyecto empresarial empezado por Xavier Buil, orgulloso de sus raíces familiares, va dando sus frutos no sólo con sus vinos, los cuales son expresión del propio terruño local, sinó en dotar de modernidad a sus elaboraciones, usando modernos envases, tapones de rosca para mercados exteriores, con una avanzada tecnología en su bodega y convirtiendo la bodega en un espacio de ocio y relax con la inclusión de un restaurante y un hotel en paisaje tan pintoresco.


Al finalizar la visita catamos 4 vinos más, un blanco, Joan Giné Blanco, con carácter, que integra variedades autóctonas como la garnacha blanca, macabeo y Pedro Ximénez, con un toque de barrica, dando al vino un carácter mineral, recordando a frutas de secano como la almendra y envuelto de toques ahumados que representan la elegancia del mismo.

Con variedades básicas como la Garnacha y la Cariñena, se elaboran los tres tintos que catamos posteriormente. El Giné Giné Negre es un vino jóven de uva madura y concentrada, quizá el vino que representa el agreste paisaje donde viven las viñas en condiciones extremas de humedad y con muchas horas de sol, pero que a su vez es una explosión frutal en nariz y boca.

Joan Giné Negre es un vino más estructurado, con un paso por barrica nueva, lleno de matices como el cacao y muy maduro, evocando una mayor intensidad en la boca y con recuerdos largos que evocan a hojas de tabaco y cuero.


Pleret fue el último vino en catar, un vino complejo, con mayor crianza, que integra las variedades garnacha y cariñena de viñas viejas con cabernet sauvignon, Merlot y Syrah. De complejidad aromática va destacando madurez, mineralidad, pimienta negra, fruta roja deshidratada, tomillo y romero, así como una mezcla de vainillas, ahumados y madera de cedro. En boca es voluptuoso y la dureza de su intensidad aromática se desvanece con la frescura y suavidad de sus taninos en el paladar.

No tuvimos más tiempo para intercambiar impresiones ni catar los vinos con más intensidad, pero vale la pena visitar este enclave prioratino para disfrutar de un moderno Celler y unos vinos que integran paisaje y modo de vida de esta comarca tarraconense de El Priorat



jueves, 7 de mayo de 2015

Yllera y el Hilo de Ariadna

Encontrar una bodega que hace más tintos que blancos en pleno corazón de la DO Rueda es difícil, pero si hablamos de Bodegas Yllera, seguro que lo entendemos. Nuestra visita a tan ilustre bodega estaba preparada por un amigo, que al final no nos pudo acompañar, pero mereció la pena visitar, primero la bodega y posteriormente el laberinto de bodegas subterráneas, que Yllera ha denominado el Hilo de Ariadna y que os contaré cual es su esencia y su historia.


La bodega Yllera es una moderna instalación que elabora más de 4 millones de botellas, 2 de las cuales son tintos pertenecientes a la denominada Vinos de la Tierra de Castilla y León, 1 millón a blancos bajo la DO Rueda, y el resto otro tipo de vinos,  como espumosos y frizzantes. También posee una bodega en la DO Ribera del Duero bajo la marca Bracamonte.

La visita a esta bodega es bastante estándar, viendo depósitos, barricas, sala de crianza, botelleros, zona de espumosos y moderna embotelladora. Para visitar el Hilo de Ariadna, que es el espacio temágico realmente interesante, hay que desplazarse a la población de Rueda, donde se encuentra la antigua bodega restaurada y un laberinto subterráneo de bodegas, que Yllera ha convertido en parte de su oferta enoturistica, pudiendo visitarla e incluso comer es su interior.

La temática de este espacio es la de representar a los clásicos griegos, asi pues el Hilo de Ariadna, es el mito del laberinto de Creta, la leyenda cuenta:

"El rey Minos, poderoso monarca de Creta, hijo del dios Zeus y de Europa, es castigado por Poseidón, el dios del mar, por su orgullo y su avaricia, con el nacimiento del Minotauro, criatura engendrada de la relación entre su mujer y un toro blanco. Así nace el Minotauro, un ser fantástico y horrible, cruel y sanguinario, con cuerpo de hombre y cabeza de toro. El rey Minos, avergonzado, manda construir un enorme laberinto en su palacio (el palacio de Cnosos) para esconder al monstruo. 
 
 

Creta, ciudad-estado más importante de todo el Mediterráneo, está en continuas pugnas con otros estados vecinos como Atenas. El hijo del rey Minos, Androgeo, gran deportista, atlético y habilidoso, decide participar en las competiciones que se celebraban en Atenas en honor a la diosa Minerva (diosa de la sabiduría). Androgeo vence a todos los participantes y los atenienses, rabiosos de envidia, lo asesinan.

El rey Minos, furioso por la muerte de su hijo, declara la guerra a Atenas. Pero Egeo, rey de Atenas, le ofrece un tributo por el agravio para evitar la invasión de su tierra. Durante 9 años, 7 jóvenes y 7 doncellas, tendrán que ser entregadas en Creta para ser devoradas por el Minotauro.

Teseo, hijo del rey Egeo, se esconde en uno de estos viajes, dispuesto a matar al Minotauro y liberar con ello a su pueblo. Al llegar a Creta, Ariadna, la hija del rey Minos, se enamora de Teseo y le entrega un hilo, el Hilo de Ariadna, con el que poder encontrar la salida. Teseo entra al laberinto desenrollando el hilo, encuentra al Minotauro y le da muerte, para alcanzar la libertad enrollando de nuevo el hilo.

Ariadna y Teseo huyen a Atenas, pero en el camino paran en la isla de Naxos para descansar, momento en el que Teseo deja abandonada a la joven a su suerte. Dionisos, dios del vino, encuentra a Ariadna dormida en la playa y cae rendido ante su belleza. De la unión entre Ariadna y Dionisos nace Enopión, el primer hombre en la tierra que elaboró vino bajo las sabias enseñanzas de su padre
."
 
Durante la visita al laberinto hay 10 salas que representan los distintos capítulos de este clásico y que bodegas Yllera conjuga con una serie de características de cada vino de los que elabora, así pueslos vinos espumosos se relacionan con el mar Mediterráneo, Ícaro con los vinos rosados, las doncellas con los vinos blancos, ... hasta llegar a Dionisos, dios del vino para los griegos que Yllera lo aplica a su vino más alto de la gama Yllera Dominus.
 
 
Tras la visita se vuelve a ascender a una sala de la bodega donde se procede a catar sus vinos, catando los blancos de Verdejo, uva por antonomasia autóctona de la zona y el tinto de Tempranillo Yllera, que tiene un paso por barrica de 12 meses y que es uno de los vinos más vendidos por la bodega.

Una visita instructiva, diferente y una manera de descubrir cómo la historia clásica tenía al vino como elemento fundamental de su sociedad y para entender como ha llegado a nuestros días este preciado elixir con el que no se puede entender, sin él,  la dieta mediterránea.