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domingo, 10 de junio de 2012

Productos naturales Monterruiz

De vuelta por estos lares me apetece contaros la experiencia que uno siente cuando se siente querido y valorado por personas que no te conocen y confían en ti.

Este es el caso de Feli y Paco Monteagudo, propietarios de la casa de agroturismo y bodega Señorío de Monterruíz. Estas personas luchadoras y emprendedoras han conseguido hacer de su casa un lugar acogedor y con excelente trato hacia las personas que hemos pasado por ella. Con el único interés de vivir dignamente, acogen en su negocio a personas que nos encanta conocer el campo y todo lo que le rodea.


Hace ya un par de años los conocimos y quedamos encantados de su hospitalidad. Nos alojamos en su casa y probamos su cocina y sus vinos, y desde entonces que nos mantiene una relación de amistad desinteresada que nos ha unido a mi familia con ellos y que espero sea larga y duradera.


El año pasado se me ocurrió diseñar una etiqueta para su vino de bobal, una etiqueta divertida y colorida que le diese una personalidad propia a la botella que contiene este tipo de vino. El vino ya tenía su propia personalidad por lo que solo faltaba darle ese toque especial para hacerlo más atractivo a los reacios a lo desconocido.



Efectivamente la etiqueta se ha incorporado al vino natural que produce la casa, pero en este caso al vino de Cepas Viejas de 2011, elaboración muy limitada a 1.500 litros y que ayer tuve la oportunidad de probar, junto al Bobal de maceración carbónica de 2011 y unas mermeladas o 'Gelees' de Bobal y Airén.

Efectivamente el Monterruiz Cepas Viejas 2011 es un vino espectacular, bien hecho, potente, con mucho cuerpo, diseñado para comer una buena carne o un buen guiso, perfecto para beber en compañía. Su color es rojo picota, limpio y brillante, con una densa lágrima que impregna la copa.


Este vino necesita oxigenarse un par de horas antes para conseguir su máximo esplendor, se trata de un vino joven de Bobal, Monastrell y Cencibela, pero de una calidad impresionante. Cuando se abre un poco empiezan a ascender aromas de fruta roja fresca, como grosellas y cerezas, luego se avn descubriendo aromas más complejos como la pimienta negra, la hierba buena y un toque de mineralidad muy sutil.

En boca tiene una buena entrada, buena acidez, quizá aparezca una astringencia tras deglutirlo, normal para un vino joven de estas características, pero que lo que pide a gritos es ser maridado con una comida basada en carnes y embutidos o incluso algún guiso potente.

Tambien catamos el Monterruiz Bobal Maceración Carbónica, un vino más complejo, con mucho color y potencia tánica, necesita muchas horas de oxigenación o ser decantado, es más maduro y seco, concentra aromas de golosina, fruta negra como moras, pimienta negra y menta. En boca es un bobal como antaño, fuerte y potente, con mucha astringencia, pero que mejora al cabo del tiempo convirtiéndose en un vino muy apetecible. También es un vino para acompañar una buena comida.

Simplemente comentar que todos los productos que Señorío de Monterruiz comercializa o sirve en  su casa son naturales, sin aditivos, limpios y totalmente ecológicos y respetuosos con el medio ambiente. Y lo más importante quizá en estas épocas que nos han tocado vivir, asequibles a cualquier bolsillo.

Para más información:

Monteagudo Ruíz S.L.
Plaza San Pedro, nº 17 y 18
Casas de Santa Cruz (CUENCA)

Telefono: 967 493 828
Fax: 967 493 828


E-mail: reservas@monterruiz.com
Web: www.monterruiz.com

domingo, 12 de junio de 2011

Retorno a la Manchuela

Organizamos una excursión al Señorío de Monterruíz este fin de semana, un lugar donde, rodeados de majuelos y campos de cereal, se tiene la oportunidad de vivir la paz y tranquilidad, bastante escasa en el entorno urbano.

Allí nos juntamos once personas para pasar el día junto a los propietarios de este complejo rural y bodega, lugar donde estuvinos visitando todas las instalaciones del mismo. El corral con los animales de pluma, el pequeño huerto de donde se proveen las hortalizas y frutas que después se degustaron en la comida, siempre de temporada, la casa de la que se dispone de dos estancias para poder disfrutar de unos días de tranquilidad y vida rural y la bodega, donde reposan los vinos en las tinajas de barro y las botellas que ya contienen parte de la cosecha.

La estancia allí proporciona momentos de relax, de conversaciones amables y cuando llega la hora de la comida, se van descorchando los vinos que vamos a degustar, mientras se sirven unas tapas caseras típicas manchegas (pisto, chorizos de matanza, tostas de pan casero, queso frito, huevos de corral...), va pasando por las copas un blanco de airén de muy poca producción, elaborado integramente en tinaja de barro, un vino fresco, con acidez marcada y con aromas tropicales y manzanas verdes que abren el apetito y la boca del comensal.


Conforme avanza la cata y el aperitivo, se van abriendo los primeros vinos de Maceración Carbónica de Bobal, también de producción limitada, y la explosión sensorial va recogiendo los aromas a fruta roja fresca, violetas y mentolados muy suaves. Mientras los sarmientos van prendiéndose para asar unas chuletas de cordero y los aromas del fuego junto con los aromas del Bobal Selección Joven 2010, un vino más graso y estructurado, fruto de una selección que termina dando un caldo intenso pero a la vez muy suave en la boca, recordando a la fruta negra madura y especias muy mentoladas, ideal para ir degustando esas chuletas a la brasa de sarmientos del año, tan aromática y con este vino para ir disfrutando de la comida.


Y en el postre, tras la fruta y el flan de huevo casero hecho al baño de maría, pasamos a degustar unas almendras con cobertura de chocolate, hecho de manera artesanal que maridaremos con un dulce de bobal casero y que hace las delicias de los paladares, ya repletos de gustos y aromas de la llanura manchega.


Tras el café y la tertulia y ya a la caída del sol paseo por los terruños de la zona, para bajar la comida y conocer de cerca las cepas y los campos de los que se abastece la bodega. En definitiva otro día para descansar, relajarse, beber y comer estupendamente y en la mejor compañía.


domingo, 21 de noviembre de 2010

La Manchuela Conquense

El pasado fin de semana estuvimos de nuevo en la casa de agroturismo Señorío de Monterruíz, en la manchuela conquense. La verdad es que echábamos de menos vivir el ambiente rural que ya habíamos disfrutado en un par de ocasiones, ideal para el descanso y relax de adultos y entretenido y diferente para los niños.

En este caso nos acompañaba una familia amiga que tenía ilusión por compartir este lujo tan extraordinario como es estar exento de cualquier estrés y rutina urbana, de la que desafortunadamente no podemos renunciar los que vivimos en la ciudad.


La jornada empezó el sábado por la mañana con un poco de cultura agrícola, preparamos la tierra para plantar semillas de habas y guisantes, con el fin de que a finales de Marzo ya empiezen a brotar las plantas que posteriormente tendrán como fruto estas leguminosas tan tiernas y necesarias para una buena dieta mediterránea.


Tras la trabajosa mañana y que los críos dieron de comer a los animales del corral, junto a la chimenea con unos troncos de viejas cepas y pies de olivos, que se encendieron con unos buenos sarmientos, dimos cuenta de un arroz de pollo y pichón de corral que terminó de cocerse al fuego vivo de sarmientos. Fué una espectacular comida de la que poco sobró y que regamos con un vino que Paco, uno de los propietarios, elabora con tinajas de barro de la variedad Airén, vino blanco con muchos aromas a plátano y frutas tropicales, que aún sin filtrar y embotellar disfrutamos de lo lindo con esta comida.


Tras la comida hicimos un fastuoso paseo por las otoñales viñas de la zona, para después retirarnos en torno a la lumbre de la chimenea a pasar una tarde de relax y conversación entre amigos. Los niños no dejaron de jugar en el patio, a las cartas, al ajedrez... un gran momento para ellos donde olvidaron a Bob Esponja y sus secuaces y donde las videoconsolas no tenían cabida. La jornada terminó con la cena de dos grandes 'pizzas' elaboradas por mí y cocidas en un horno de leña con ascuas arrimadas que nos dejó en el mejor momento para, tras una breve tertulia, irnos a descansar al calor de la chimenea.


La sorpresa la tuvimos al día siguiente, un días bastante desapacible pero que tras desayunar nos fuímos a acompañar en el almuerzo a los cazadores que disfrutan de un buen coto de caza en la zona. Mientras estos venían fuímos preparando los víveres y un buen fuego de sarmientos para poder asar unos níscalos o rebollones, chuletas de cordero, panceta, chistorra y una caldereta de espárragos trigueros en revuelto con unos huevos de corral.


Regado con el vino blanco que disfrutamos en la comida de ayer y con un tinto de cepas viejas, fuímos dando cuenta del almuerzo, en realidad nos juntamos unas 12 personas que comímos y disfrutamos de la mañana como nunca. La caza no había sido muy provechosa (sólo cazaron 4 ó 5 conejos de monte), pero el almuerzo bien valía una parada para reponer fuerzas.


Volvimos a la casa para hacer tiempo y degustar un buen caldero de Gazpachos Manchegos de los que tuvimos que hacer gran esfuerzo, pues el almuerzo había calmado nuestro apetito, que regamos con un par de vinos, un Cabernet Sauvignon y un Bobal de cepas viejas que nos pusieron a tono con el día que habíamos disfrutado. Al final gran paseo para rebajar y recogimiento y vuelta a casa, la cruda realidad.


miércoles, 8 de septiembre de 2010

Agroturismo y vino en el Señorío de Monterruíz

En la provincia de Cuenca, entre Iniesta y Villanueva de la Jara concretamente en Casas de Santa Cruz, en pleno corazón de la Manchuela, se encuentra el Señorío de Monterruíz. Una casa de Agroturismo donde este mes de Agosto hemos disfrutado de una corta pero intensa estancia. Los anfitriones Feli y Paco nos adoptaron como miembros de su familia y la verdad es que nos sentimos arropados y muy agusto con su compañía.

De MONTERRUIZ

Se trata de una casa del siglo XVIII, totalmente restaurada y adaptada a las modenidades del siglo XXI, con bañera de hidromasaje, aire acondicionado, acceso a Internet vía WiFi,... pero en un entorno y una decoración de antaño que nos hace estar más en contacto con la naturaleza.

La casa dispone de comodidades, como antes he comentado, y de actividades muy variadas, como por ejemplo hacer jabón casero, ayudar en las tareas de la huerta, dar de comer a los animales de granja (pollos, conejos, patos, ...), recoger los huevos de éstos, divisar al amanecer o atardecer aves como la Avutarda, ...

Es posible también, aparte de contratar el alojamiento, de degustar las viandas manchegas típicas como los Gazpachos de animales de corral, arroces cocinados con sarmientos, pan hecho a horno de leña, y otros manjares que Feli prepara con mucho cariño y acierto.

De MONTERRUIZ

También se pueden visitar explotaciones de crianza de champiñones, ver las viñas que abastecen a la bodega, que en la explotación también elaboran vino casi de forma artesanal y con viñedos de más de 40 años que hacen de éstos una delicia al paladar, siguiendo instrucciones de antaño, que quedan reflejadas en un documento que la casa guarda en un museo etnográfico propio, vinos que pertenecen la DO Manchuela.


La verdad es que se trata de una visita muy recomendada para un fin de semana ideal para desconectar y conocer el mundo rural de primera mano, bien acompañado y disfrutando de buen vino y buena comida.

En un próximo post  comentaré los vinos que Señorío de Monterruíz elabora, así como unas fotos de los utensilios de elaboración y notas de cata de los vinos 'coupage' y varietal de Bobal Cepas Viejas.