martes, 10 de diciembre de 2013

Visita a la bodega Altolandón

Landete es una población de la província de Cuenca, situada a casi 1.000 metros sobre el nivel del mar, en una llanura rodeada de montañas, al oeste la Serranía de Cuenca, al norte Javalambre en Teruel, al este el Rincón de Ademuz en la provincia de Valencia y al sur por las montañas del Pico Pelado en la sierra de Mira (Cuenca).


En esta altiplanicie es la única de la zona, donde podemos encontrar viñedos, ya que el resto de cultivos está dominado por nogales, almendros, cereal y otros cultivos de secano y a escasos km. de la población encontramos la Bodega Altolandón.


Este proyecto, enclavado en la D.O. Manchuela, es uno de los más atípicos de esta denominación, ya que la zona está bastante alejada de las cooperativas y bodegas que la conforman, quizá sea más cercana a la vecina D.O. Utiel-Requena, pero que por sus características de suelos y clima la hacen diferente y sino única entre las demás zonas.

La bodega cuenta con 120 hectáreas de viñedo, en diferentes parcelas y suelos, en las que se cultivan variedades tan dispares como Tempranillo, Garnacha, Cabernet Franc y Sauvignon, Merlot, Malbec, Touriga nacional, Bobal, Monastrell, Chardonnay, Petit manseng y alguna más que me dejo pero que comprenden una variada selección para elaborar estos vinos tan diferentes.


Sólo el 25% de la cosecha se utiliza para elaborar los vinos que, Rosalía, la enóloga, trabaja de manera natural para conseguir vinos diferentes, que por supuesto conllevan un trabajo muy laborioso en el campo para conseguir un fruto óptimo antes de entrar en la bodega.


Debido a la situación en altura del viñedo (entre 1.000 y 1.200 metros sobre el nivel del mar) las maduraciones son tardías, haciendo que sea una de las últimas bodegas en vendimiar, ello permite que los vinos contengan más aromas a fruta fresca, con una buena acidez y bastante equillibrados, si añadimos que la altura les brinda una mayor radiación solar y una buena aireación, les permite madurar conservando los ácidos propios y las oscilaciones térmicas entre el día y la noche hacen que se enriquezcan en aromas y polifenoles, además de no tener que utilizar ningún producto químico para posibles plagas de hongos y enfermedades de la planta.


La bodega es una pequeña nave dividida en cuatro zonas, una para vinificar, otra sala para crianza, el almacen y zona de embotellado y una pequeña sala para catas con una mesa que nos muestra los distintos tipos de suelo de las parcelas, muy didáctica para conocerlos y que ha servido a la bodega para estudiar los clones de las plantas que mejor se pueden adaptar a dichos terrenos.

Se utilizan depósitos de 6.000 litros de acero inoxidable, de tipo tronco-cónico y con control de temperatura para hacer las fermentaciones de forma natural (sin añadir levaduras) y los remontados justos para que los vinos tomen su color sin repercutir en agresivos sabores y no incrementar el tanino.


Una vez elaborado los trasiegos normales a otros depósitos y barricas, van conformando las variedades que reposarán sobre barricas francesas, en su mayoría, de tostado ligero y que darán lugar posteriormente al 'coupage' que se determine para la añada a embotellar.


Los vinos elaborados son embotellados en la propiedad y luego reposan antes de ser puestos en el mercado, para que se vayan afinando, nosotros tuvimos la oportunidad de catar Rayuelo 2009, un vino 100% bobal y que me sorprendió por su untuosidad y delicadeza en boca, con un color rojo picota de capa media. El vino también me dio unas notas muy elegantes en nariz con frutos rojos y notas minerales, su frescura lo hacía muy fácil de beber y quizá dentro de unos meses esté mucho más afinados y se puedan encontrar alguna nota más de compota de frutos rojos.


Quedó pendiente catar el blanco de Chardonnay y Petit manseng, pasando estos vinos durante 12 meses en barrica, desde la fermentación en la misma, y que por la forma de su elaboración y las variedades en altura promete ser un perfecto anfitrión para acompañar algun asado de ave típico navideño.


También tengo interés por catar el monovarietal de Cabernet Franc, Altolandón CF 2010, una variedad muy aromática, que da vinos con poco color, pero de mucha más elegancia, proviene de climas fríos y su adaptación el la zona de la bodega quizá sea adecuada para producir un vino muy elegante. 


Una visita muy didáctica, estupendamente atendidos por Rosalía y que tuvimos el placer de compartir una copa de vino en un día frío pero soleado en la propia bodega.

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