jueves, 12 de febrero de 2015

Cata de vinos de Bodega Vicente Flors

Uno de los establecimientos decanos del tapeo y los vinos en Valencia es Casa Montaña, situado en el popular barrio del Canyameral, muy cerca del puerto de Valencia. Allí su propietario, Emiliano Domene es un apasionado, entre otras cosas, de los buenos vinos.

Habitualmente se celebran seminarios, catas y cenas de maridajes con las mejores bodegas españolas y ayer tuvo la oportunidad de darnos a degustar sus vinos la bodega Vicente Flors. Esta pequeña bodega tiene la particularidad que representa a la incipiente IGP de Castellón.


No se sorprendan, Castellón era tierra de vinos y ahora lo vuelve a ser, está de moda, con pequeñas producciones pero de mucha calidad, encontramos dos zonas diferenciadas dentro de la provincia, pero los vinos que catamos ayer pertenecen a la zona denominada Pla de Les Useres, en el centro de la provincia y escasos kilómetros del litoral.


Precisamente la bodega Vicente Flors se encuentra en una zona bastante singular para el cultivo de la uva, suelos arcillosos y con gravas, muy probres, y además en un lugar donde, a pesar de tener el mediterráneo muy cerca, está rodeado de montañas, que producen un microclima bastante fresco, poco habitual en la cercanía al mar. Con bastantes horas de sol, veranos cálidos pero muy frescos por la noche, encontramos vinos frescos, cargados de fruta y color, maduros pero con un carácter más bien de zonas más septentrionales.

Con variedades como el Tempranillo y Monastrell, Vicente Flors, el hombre orquesta de la bodega que lleva su nombre, nos sorprende buscando, experimentando y elaborando vinos sorprendentes, sin complejos, con casi un vino para cada ocasión.


Catamos cuatro vinos, de los cuales dos son con base Tempranillo y un monovarietal de Monastrell. Los vinos tintos de guarda se denominan Clotás, haciendo referencia a una partida del municipio de Les Useres, también hace referencia a lo que en valenciano llamamos 'clot' que significa socavón o zona baja o hundida del terreno.

Flor de Clotás 2011 es el primero de los vinos que catamos, un Tempranillo 100% con 8 meses de crianza en barrica americana para buscar una buena oxigenación del vino, pura fruta con una nariz elegante, recuerdos a cacao, en boca muy fresco, algo de astringencia más propia de la maceración que de la propia barrica. Un vino desenfadado con buena presencia y que no pasa desapercibido por el buen recuerdo.


Clotás 2010 es un vino más y mejor trabajado, con una porción de un 15% de Cabernet Sauvignon, junto al Tempranillo, destaca por ser un vino más elegante, más evolucionado, con más roble frances que hace que las vainillas se conjuguen con fruta roja en compota, más selecto en nariz. En el paladar es sedoso y suave y bastante amplio en a boca. Su persistencia deja unas notas agradables de dulzura y un recuerdo grato.


Clotás M 2011, una joya enológica que en contadas ocasiones puede elaborarse, porque la parcela destinada aproducir la uva Monastrell es rebelde, muy pobre en nutrientes, tardía en su maduración y sólo Vicente es capaz de seleccionar lo mejor de la añada para producir este vino maduro, potente, con buena acidez en boca, dulzura final y sorprendente conforme se airea en la copa. Muy recomendable para aquellos que buscan algo diferente y no tienen complejos en la elección de vinos.


Y como vino de premio, Vicente elaboró tres barricas con uvas pasificadas de Garnacha y Monastrell, obteniendo un vino dulce natural, Dolçet del Clotàs, lleno de fruta, nada empalagoso, más un vino de aperitivo que de postre, matizado por un toque elegante de viejas barricas que antes habían madurado el Clotás M, un final aromatizado que recuerda a las barritas de incienso y siempre recordando a frutas muy maduras y sin pérdida de acidez, otra joya que no se puede perder.


En definitiva disfrutamos de vinos, amigos y lugar y con ganas de volver a repetirlo en un futuro que no sea muy lejano.