martes, 12 de julio de 2011

Consumir vino 'sin complejos'...

En este mundo tan 'snob', tan amantes de lo 'in' y aficionados a desterrar lo 'out', con modas pasajeras que mueven montañas, cada día se está apostando más por lo natural, lo tradicional, lo que en nuestra cultura ha permanecido siglos arraigado. No podríamos dejar de hablar del consumo de vino, como un elemento arraigado en nuestra sociedad, pero que hoy en España está descendiendo a un ritmo bastante elevado, incluso países sin tradición en el consumo de este alimento, nos están avanzando, ahora que se ha divulgado, descubierto ya estaba, que el consumo moderado de vino es saludable.


¿Culpables de esta situación?, de esto podríamos hablar largo y tendido, pero desde luego que en parte se debe a nuestra forma actual de vida, sobre todo en las ciudades, que es donde se concentra el grueso de la población, por ejemplo estar sometidos a jornadas laborales continuadas, sin apenas tiempo para comer, turnos de trabajo, estilos de vida sedentarios, campañas en contra del consumo de alcohol (siempre el vino como protagonista, pero y ¿del botellón y la cerveza?...), clavadas espectaculares en los restaurantes que hacen que pedir vino se convierta en invitar a un comensal más o vinos de la casa que son pura 'bazofia' por que son tan baratos que si no se lo beben lo tiramos por el desagüe, 'snobismo' y culto por el vino desaforado (cuando era un hábito diario muy saludable,) que hace que nos sintamos apartados de un mundo en el que los 'expertos' son los que aprecian y encuentran aromas desconocidos como las pasifloras del Himalaya (del que dudo hayan visto y sentido alguna vez), de las guías y gurús que puntúan un vino siguiendo qué o cuál criterio y que están condicionando maneras y formas de hacer el vino que no son de aquí y por supuesto las bodegas.

¿Por qué las bodegas?, sencillamente porque se especuló, se puso de moda en un momento dado el vino, se siguieron cánones para llegar a estar en los 'top ten', se arrancaron variedades autóctonas para hacer cosas que nunca habíamos hecho, se sobrevaloraron los vinos, se hicieron inversiones importantes a corto plazo (aunque se gastaron un monton de subvenciones de la UE, estado y comunidades autónomas, ¡eso es dinero de todos!...) y al final lo importante no es el vino, sinó el marketing, los puntos en la guía, la forma de la botella, el palacete donde está la bodega, ....


Menos mal que cada día y en estos tiempos que corren aún más, los consumidores, restauradores, sumilleres y bodegas están por la labor de aplicar el sentido común, cada uno en su sitio, así pues las bodegas reivindican el 'terroir' o porque no el 'terruño', buscando las variedades autóctonas, haciendo vinos buenos y bebibles sin sobrevalorarlos, invirtiendo en dar a conocer sus vinos por lo que son y no por lo que digan.

Los restauradores y sumilleres también están haciendo esfuerzos importantes, como dignificar el servicio y conocimiento de los vinos, cargando márgenes razonables que permitan tener unas cartas en el que el vino no sea el 'plato más caro', servir vinos por copas, permitir llevarse el restante a casa, ... 


Y desde luego, que los consumidores no tengan el complejo de que beber vino es para expertos 'y yo de vinos no entiendo', seamos realistas, si el vino te gusta poco a poco irás elaborando tu lista de preferencias, y si te gustan afrutados y jóvenes, pues hay de todo en este mundo, si es blanco, rosado o tinto, no será un problema, llamemos a las cosas por su nombre y si te gusta el vino, ¡adelante!, consume vino, no dejes que un hábito saludable (con moderación por supuesto) acabe con una forma de vida milenaria en nuestra cultura, pensemos en la cantidad de gente que vive del vino (agricultores, enólogos, toneleros, silvicultores, comerciales, temporeros...) y desde luego disfrutemos de la vida, que falta nos hace.

2 comentarios :

deuvasavinos dijo...

¡Amén!
Nos perdemos en tantas memeces que nos olvidamos de lo más importante que es el vino en sí. A disfrutarlo, que para eso tenemos el mejor vino del mundo ;)

Paco Calvache dijo...

En efecto, mucho sentido común es lo que hace falta en el mundo del vino. Felicidades Javier por este artículo claro y diáfano, a ver si al personal se nos van aclarando las ideas y se valora lo que realmente merece la pena.
Saludos,
Paco Calvache
Viticultor y bodeguero.