domingo, 12 de junio de 2011

Retorno a la Manchuela

Organizamos una excursión al Señorío de Monterruíz este fin de semana, un lugar donde, rodeados de majuelos y campos de cereal, se tiene la oportunidad de vivir la paz y tranquilidad, bastante escasa en el entorno urbano.

Allí nos juntamos once personas para pasar el día junto a los propietarios de este complejo rural y bodega, lugar donde estuvinos visitando todas las instalaciones del mismo. El corral con los animales de pluma, el pequeño huerto de donde se proveen las hortalizas y frutas que después se degustaron en la comida, siempre de temporada, la casa de la que se dispone de dos estancias para poder disfrutar de unos días de tranquilidad y vida rural y la bodega, donde reposan los vinos en las tinajas de barro y las botellas que ya contienen parte de la cosecha.

La estancia allí proporciona momentos de relax, de conversaciones amables y cuando llega la hora de la comida, se van descorchando los vinos que vamos a degustar, mientras se sirven unas tapas caseras típicas manchegas (pisto, chorizos de matanza, tostas de pan casero, queso frito, huevos de corral...), va pasando por las copas un blanco de airén de muy poca producción, elaborado integramente en tinaja de barro, un vino fresco, con acidez marcada y con aromas tropicales y manzanas verdes que abren el apetito y la boca del comensal.


Conforme avanza la cata y el aperitivo, se van abriendo los primeros vinos de Maceración Carbónica de Bobal, también de producción limitada, y la explosión sensorial va recogiendo los aromas a fruta roja fresca, violetas y mentolados muy suaves. Mientras los sarmientos van prendiéndose para asar unas chuletas de cordero y los aromas del fuego junto con los aromas del Bobal Selección Joven 2010, un vino más graso y estructurado, fruto de una selección que termina dando un caldo intenso pero a la vez muy suave en la boca, recordando a la fruta negra madura y especias muy mentoladas, ideal para ir degustando esas chuletas a la brasa de sarmientos del año, tan aromática y con este vino para ir disfrutando de la comida.


Y en el postre, tras la fruta y el flan de huevo casero hecho al baño de maría, pasamos a degustar unas almendras con cobertura de chocolate, hecho de manera artesanal que maridaremos con un dulce de bobal casero y que hace las delicias de los paladares, ya repletos de gustos y aromas de la llanura manchega.


Tras el café y la tertulia y ya a la caída del sol paseo por los terruños de la zona, para bajar la comida y conocer de cerca las cepas y los campos de los que se abastece la bodega. En definitiva otro día para descansar, relajarse, beber y comer estupendamente y en la mejor compañía.


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