Por tierras Castellano-Manchegas, en la denominada Manchuela Conquense, tierra de grandes denominaciones de origen como la Ribera del Jucar, la Manchuela o la propia Mancha, hemos ido a pasar una jornada a la zona alrededor de Motilla del Palancar (Cuenca). En concreto el inicio de nuestra excursión se centró en la Graja de Iniesta, una pequeña localidad situada casi a mitad camino entre Madrid y Valencia, a orillas de la A-3.
El motivo de esta visita era descubrir la bodega que esconde el vino Prior de Castilla, un vino que hemos probado en un restaurante cuyo dueño conoce la bodega y tiene relación especial con sus socios, la cooperativa se denomina Altaman, y está a unos 800 mts. del centro de Graja de Iniesta.
La bodega es una instalación de menos de 5 años, totalmente mecanizada, con una nave interior con capacidad para unos 2 millones de litros, con depósitos de acero inoxidable cerrados dentro de una nave industrial muy bien aislada, su laboratorio, su sala de barricas, su embotelladora, ... todo con unos niveles de calidad excelentes y cumpliendo una estricta normativa sanitaria que hacen que sólo 2 personas gestionen la instalación.
La bodega elabora vinos tintos y rosados de variedades tan autóctonas como la Bobal y Cencibel y foráneas, pero bien adaptadas, como la Cabernet Sauvignon, Merlot, Monastrell y Syrah entre otras. Su gran apuesta por la elaboración de caldos de uvas de procedencia ecológica y sus excelentes instalaciones, han hecho que uno de sus vinos ecológicos, Prior de Castilla 2006 Ecologico, haya conseguido la medalla de plata en el Mundus Vini BioFach de Alemania.
Nuestra visita empezó con la visita a las tolvas de recepción de uva, la despalilladora, la prensa y los depósitos de fermentación, todo en una superficie nueva y muy espaciosa, pasamos después a la sala de barricas, donde se envejece el Prior de Castilla, una sala pequeña con unas 25 barricas de tipo bordeles francesas y americanas, sala en la que perfectamente se puede almacenar un centenar de botas y que espero que salgan excelentes caldos en un furturo.
Visitamos el resto de instalaciones, pero lo que más me gustó fue realizar una cata en vivo, directamente de los depósitos donde se almacenan los vinos ya listos para embotellar. El primero que probé, es un rosado en preparación, que aún estaba en proceso de pre-embotellado y que tenía unos aromas a fresa impactantes, en boca, al estar a 3º C no se apreciaba ninguna nota característica.
Los buenos fueron los Cabernet Sauvignon ecológicos del 2008 y 2009, diferentes, el primero con una densidad en boca tremenda, con unos taninos dulces, propios de la fruta madre y que con una crianza de 3 a 6 meses debe estar delicioso dentro de una año, el segundo de 2009 más frutoso, un poco vegetal, pero diferente en aromas y sabores. Probé también un Tempranillo muy afrutado pero menos aromático y sobre todo menos denso. Para denso, glicérico y goloso, un Syrah ecológico, un vino que en botella despertaría buenos paladares para comidas con caza y cordero, una mezcla de frutos rojos maduros y tostados torrefactos que en boca era de trago largo.
Un día de mucho frío y que con la cálida visita que nos brindó Pepe, una persona estupenda y unos de los socios, nos dejó un buen sabor de boca.
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