Ya hace tiempo que en uno de mis post publiqué una nota sobre los vinos de la provincia de Castellón, vinos desconocidos y que por tradición se volvían a producir tras el abandono producido en los años 50-60 del siglo pasado.
Hemos visitado hoy una bodega en el corazón de la Sierra de Espadán, a unos 40 Km de la ciudad de Valencia y enclavado en la província de Castellón hacia el interior.
Esta bodega tiene unas 6 ha. de viñedo, con variedades como Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Syrah y Merlot, plantas jóvenes que, enclavadas en el pequeño y tranquilo Valle de Almaroz, ubicado entre las estribaciones de la Sierra de Espadán y la cuenca del río Palancia, en el término municipal de Soneja. La orientación sur-sureste, su situación —a unos 400-500 m de altitud y a unos 12 km del litoral— y la composición de su suelo hacen de este lugar el ideal para el cultivo de la vid.
La bodega se encuentra en la localidad de Azuébar, a menos de 10 Km. de la zona de cultivo. La vendimia se realiza a mano y es transportada en cajas de 15 kg y refrigerada para que no se produzca ninguna microfermentación, allí se deposita el toneles de roble de 2000 a 3000 litros de capacidad, donde macera a temperatura controlada, para después fermentar y producir la vinificación. Con remontados suaves, el vino permanece en estas barricas hasta ser trasiegadas a barricas de roble francés, donde reposan al menos 12 meses, para después volver a los toneles de roble y posteriormente embotellarse para redondearse en la botella de 6 a 12 meses más.
El resultado es Vega Palancia Etiqueta Negra, vino tinto varietal que tras esa larga crianza se torna un espectáculo en todos los sentidos, destaca su color rojo granate, glicérico, con aromas a fruta madura, recuerdos a canela y vainilla y trasfondo torrefacto. En boca presenta una buena acidez, de trago largo, potente, carnoso, con taninos redondeados y maduros.
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