sábado, 10 de abril de 2010

Bodega Heretat de Cesilia

Hacia el sur de la Comunitat Valenciana, en la provincia de Alicante, se encuentra la ciudad de Novelda, famosa por su industria del mármol y de las especias y condimentos de la marca Carmencita. Allí hemos encontrado la Bodega Heretat de Cesilia, una bodega moderna, pero encantadora construida en torno a la casa del  Marques de la Romana hacia principios del siglo XVIII.

El acceso a la bodega es fácil desde la A-31 en dirección Alicante o Madrid, siempre buscando la estación del ferrocarril y por un camino se accede a la finca. La finca disponde de 30 Ha de viñedo para elaborar vino, con variedades como Monastrell, Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, Petit Verdot, Chardonnay, Macabeo y Albariño entre otras. El resto de la finca produce uva de mesa, esa que en España solemos consumir cada 31 de diciembre al son de las 12 campanadas.

Al llegar encontramos unas grandes puertas, rodeadas por grandes cadenas que nos llevan hacia un edificio de corte moderno, donde está la recepción, sala de catas y tienda de sus productos. Una vez reunidos en dicho punto de encuentro empieza la visita al recinto. En este caso nos han acompañado Nuria y Patricia que nos han llevado por toda la bodega, haciéndonos una explicación breve y concisa con los detalles más importantes y habituales del funcionamiento de la misma.

Hemos visitado la casa de 1707 de los marqueses de la época, con los áperos ,y la restauración de la misma (deciros que los actuales dueños, de origen gallego, viven allí), pasando a ver un pequeño jardín con dos preciosas joyas, un tractor de principios del siglo XX y un ancla marina de algún barco de la época traída hasta allí desde el norte de España.

La elaboración del vino comienza, tras la vendimia, con una selección manual de los mejores granos. El tipo de agricultura que practican es de origen ecológico, sin utilizar pesticidas ni plaguicidas, con lo que se intenta crear un habitat paralelo a la viña para los insectos y usando trampas biológicas para evitar que estos dañen el fruto o la planta.

La selección del fruto pasa con un suave estrujado a depósitos de acero inoxidable en el interior del edificio, estos son de forma tronco-cónica, y hacen maceración en frío previa ala fermentación. Durante el proceso de fermentación y por el paso superior que hay entre los depósitos (15.000 lts. cada uno) es posible realizar 'bazuqueos' manuales y remontados para conseguir extraer los máximos aromas y color al vino tinto. Los blancos y el rosado (mejor rosado elegido en 2008) se prensan para conseguir el mosto con sus colores originales de la propia variedad, desechando la piel de la misma.

Una verz fermentada se almacena en estos depósitos y las mejores de la selección de uvas fermentadas se envejecen en barricas de roble francés, americano y de europa del este, cada variedad por separado, para después efectuar el 'coupage' y ser embotellado para su posterior crianza en botella.

La visita ha terminado con una cata de 2 vinos comentada por el 'summiller' de la casa junto con una degustación de cecina de León y lacón gallego que ha despertado nuestros sentidos. El primer vino ha sido Azal del 2008, variedad macabeo, chardonnay y albariño, con un color amarillo brillante, graso y suntuoso, con aromas primarios a futas como la pera o el albaricoque, con la justa acidez, un vino seco muy fácil de beber y con recuerdos postnasales a piña y melocotón en almibar.

Lizana de 2005, es un vino tinto muy suntuoso, joven aunque perfectamente conservado y sin perder un ápice de frutosidad, de variedades como Merlot (mayoritaria), Monastrell, Petit Verdot y Syrah, de color cereza picota, con ribetes de color rubí, evoca en nariz a grosellas, ciruelas rojas, regaliz y sotobosque mediterráneo, en boca fácil de beber, con una sensación en boca amargosa típica de la uva predominante (Merlot) y con  recuerdos, tras su paso por boca, a regaliz y cuero y  a cerezas maduras.

Al final hemos quedado encantados con la visita, que la hemos completado con una visita al castillo y monasterio de Sta. Magdalena de Novelda, para terminar con una comida en un restaurante de la zona y disfrutar de un día fresco pero soleado y muy agradable.

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